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martes, 8 de diciembre de 2015

Sistema Inmmunológico (2)

Ya antes del fin del siglo XIX Ehrlich había usado el término "complemento" para designar la actividad del suero que podía complementar la capacidad de los anticuerpos específicos de lisar bacterias. Pero es Jules Bordet quien descubre (1895) este componente, caracterizado frente a los anticuerpos por su termolabilidad. En 1907 Ferrata comienza a caracterizar algunos de sus componentes recurriendo a métodos de diálisis. Por motivos meramente cronológicos, los componentes iban recibiendo denominaciones a base de números tras la letra "C" conforme se iban descubriendo. Por esta razón, su orden de actuación no guarda en general relación con su nomenclatura.

Historicamente, el término complemento (C) fue usado para referirse a un componente sérico termolábil capaz de lisar bacterias cuya actividad es destruida (inactivada) al calentar el suero a 56 grados C durante 30 minutos. Sin embargo, el complemento como lo conocemos ahora, contribuye a las defensas del cuerpo también en otras formas. El complemento puede opsonizar bacterias para favorecer la fagocitosis de las mismas; puede reclutar y activar varias células incluyendo a las células polimorfonucleares (PMNs) y macrófagos; puede participar en la regulación de las respuestas de anticuerpos y puede ayudar a la eliminación de los complejos inmunes y células apoptoticas . El complemento puede también tener efectos nocivos para el organismo pues contribuye al proceso inflamatorio y al daño de los tejidos al desencadenar la anafilaxia.

Se define el complemento como un sistema funcional de unas 30 proteínas del suero, que interaccionan entre sí de modo regulado formando una cascada enzimática, permitiendo una amplificación de la respuesta humoral. La activación y fijación del complemento a microorganismos constituye un importantísimo mecanismo efector del sistema inmune, facilitando la eliminación del antígeno y generando una respuesta inflamatoria.

Son producidas por una variedad de células incluyendo a los hepatocitos, macrófagos y células del epitelio gástrico. Algunas de las proteínas del complemento se unen las inmunoglobulinas o a los componentes de la membrana de las células. Otras son proenzimas que cuando son activadas, rompen a otras proteínas del complemento. El rompimiento de estas proteínas del complemento produce fragmentos que activan a algunas células, aumentan la permeabilidad vascular y opsonizan bacterias.

Las consecuencias de la activación y fijación del complemento incluyen:
lisis del microorganismo o célula diana
opsonización, con la consiguiente mejora de la fagocitosis y destrucción
los productos difusibles del complemento activado provocan un incremento de la quimiotaxis sobre los fagocitos y funcionan como anafilotoxinas en el control de la respuesta inflamatoria
amplificación de la respuesta humoral específica
eliminación de los inmunocomplejos


VÍAS DE LA ACTIVACIÓN DEL COMPLEMENTOLa activación del complemento puede dividirse en cuatro vías (figura 1): la vía clásica, la vía de la lectina, la vía alterna y la vía de ataque a la membrana (v ía lítica). Tanto las vía clásica como la alterna conducen a la activación de C5 convertasa y resultan en la producción de C5b que es esencial para la activación de la vía de ataque a la membrana.

Las rutas comparten las últimas fases, consistentes en el ensamblaje, sobre la superficie del microorganismo, del denominado complejo de ataque a la membrana.

Los componentes de las primeras fases de las rutas clásica y alternativa son diferentes, pero su comparación muestra sus semejanzas estructurales y funcionales. También existen semejanzas entre las proteínas C1 de la ruta clásica y las proteínas recién descubiertas de la ruta de las lectinas. Parece ser que las moléculas implicadas en cada ruta debieron evolucionar por duplicación génica y ulterior diversificación.


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