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PAULINA BRAVO CIRILO
A nivel mundial, aproximadamente 1.300 millones de personas viven con algún tipo de enfermedad o discapacidad visual, de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud. Y en este sentido, son numerosas las investigaciones científicas que se han puesto en marcha para reducir esta inquietante cifra.La más reciente pone el foco en un innovador tratamiento: un trasplante de células madre reprogramadas para tratar córneas dañadas que podría, en caso de ponerse a prueba en ensayos clínicos futuros, ofrecer esperanzas a pacientes que sufren de ceguera. De hecho, el estudio ha demostrado eficacia prolongada durante un año en tres de los cuatro participantes.
La investigación ha sido realizada por oftalmólogos de la Universidad de Osaka, y sus resultados se han publicado recientemente en la revista científica The Lancet.
UNA ESPERANZA PARA LA DISCAPACIDAD VISUAL
En un avance prometedor para el tratamiento de personas con discapacidad visual severa, cuatro pacientes recibieron trasplantes de córnea usando células madre reprogramadas. Un año más tarde, la observación reveló que tres de ellos habían experimentado beneficios duraderos (como la corrección de la agudeza visual a distancia o la disminución de la opacificación corneal), mientras que en el cuarto las mejoras fueron temporales.
Todos ellos padecían una condición conocida como deficiencia de células madre limbales (LSCD), causada por la pérdida de células madre que regeneran la córnea —es decir, la capa más superficial del ojo—, lo que provoca que el tejido cicatricial opaque la visión y, en escenarios más graves, conduzca a la ceguera.
En la actualidad, las opciones de tratamiento para esta condición son limitadas e incluyen trasplantes de células del propio ojo sano del paciente o de córneas donadas, ambas con resultados poco contundentes y con un elevado riesgo de rechazo.
Por ello, los científicos liderados por Kohji Nishida, investigador en el Departamento de Oftalmología de la institución japonesa, exploraron una alternativa: células madre pluripotentes inducidas (iPS). Es decir, en términos del Instituto de Medicina Regenerativa de California (CIRM, por sus siglas en inglés), "células extraídas de cualquier tejido de un niño o un adulto que se han modificado genéticamente para que se comporten como células madre embrionarias".
LA CIENCIA DETRÁS DEL TRASPLANTE
Para ello, los investigadores limpiaron la córnea dañada de tejido cicatricial, luego colocaron una delgada capa de células corneales creadas en laboratorio, y por último, protegieron el área con una lente de contacto. Pero lo sorprendente fue que, a pesar de la dificultad de la intervención, los pacientes no experimentaron daños secundarios graves como la formación de tumores o el rechazo del injerto: "Este es un desarrollo emocionante", dijo sobre el estudio Kapil Bharti, investigador en el Instituto Nacional del Ojo de EE.UU, a la revista Nature.
Las mejoras en la visión fueron notables, aunque no está claro si fueron resultado del injerto, la limpieza del tejido cicatricial o si el trasplante activó células propias del paciente para regenerar la córnea. En cualquier caso, científicos ajenos al estudio han expresado que "los resultados ameritan tratar a más pacientes".
Y esa es precisamente la idea: el equipo de Nishida planea comenzar los ensayos clínicos en 2025 con el objetivo de evaluar la efectividad y seguridad del tratamiento a mayor escala.
Para ello, los investigadores limpiaron la córnea dañada de tejido cicatricial, luego colocaron una delgada capa de células corneales creadas en laboratorio, y por último, protegieron el área con una lente de contacto. Pero lo sorprendente fue que, a pesar de la dificultad de la intervención, los pacientes no experimentaron daños secundarios graves como la formación de tumores o el rechazo del injerto: "Este es un desarrollo emocionante", dijo sobre el estudio Kapil Bharti, investigador en el Instituto Nacional del Ojo de EE.UU, a la revista Nature.
Las mejoras en la visión fueron notables, aunque no está claro si fueron resultado del injerto, la limpieza del tejido cicatricial o si el trasplante activó células propias del paciente para regenerar la córnea. En cualquier caso, científicos ajenos al estudio han expresado que "los resultados ameritan tratar a más pacientes".
Y esa es precisamente la idea: el equipo de Nishida planea comenzar los ensayos clínicos en 2025 con el objetivo de evaluar la efectividad y seguridad del tratamiento a mayor escala.
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