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sábado, 10 de agosto de 2024

Vainilla: qué es y de dónde viene su sabor

La vainilla encuentra sus orígenes en América, aunque no existe rincón en el mundo en el que no disfruten de su sabor y aroma. Los conquistadores españoles no tardaron en quedar cautivados por esta especia procedente de la alargada vaina de una orquídea

Que el origen de la vainilla se lo debemos a una planta es por todos sabido, pero ¿conocías que procede de un tipo de orquídea? Se trata precisamente de la única de su especie que da frutos y además es hermafrodita.

Los orígenes de la vainilla parecen ubicarse en México, más concretamente en la región de Totonacapan, donde los habitantes de sus pueblos comenzaron a utilizarla para aromatizar sus recetas, con fines medicinales e incluso como ofrenda.

Y es que desde su descubrimiento, la vainilla pasó a representar un elemento muy valioso en su cultura; es más, se realizaban rituales en torno a ella. Las primeras referencias se fechan alrededor del año 1427, cuando los totonacos se encontraban bajo el dominio de los aztecas y mexicas. De hecho, cuando los totonacos fueron sometidos por los aztecas, la vainilla era uno de sus tributos. Entre otras cosas, se utilizaba para aromatizar el famoso chocolate azteca.

Aunque lo cierto es que no fue hasta tiempo después cuando se le conocería por su actual nombre, los españoles fueron quienes la bautizaron como vainilla. Los totonacos la conocían como 'xahanat' y los aztecas como 'tlixotlil'.

¿De dónde viene la vainilla?
Son las citadas vainas alargadas el origen de un producto que es fruto de un proceso. Las finas vainas, una vez maduras, se hierven y se dejan bajo el sol hasta que adquieren color café y una consistencia dura. Ese resultado es la vainilla, que adquiere forma de estrecha rama, similar a la canela.


En el mercado nos la podemos encontrar en vaina, en polvo o en esencia y su aplicación va más allá de la gastronomía, ya que también se puede emplear en la perfumería dadas sus propiedades aromáticas.

Tipos de vainilla
La vainilla fina: Hay varios tipos de vainilla. La fina, que mide entre 20 y 30 centímetros, es negra y tiene un fuerte aroma

La vainilla lechosa: Ésta es algo más pequeña y su origen es una vaina roja. Nunca excede de los 20 centímetros

El vainillón: Más pequeña aún, pese a que su nombre parezca indicar lo contrario, es el vainillón. No pasa de 12 centímetros y proviene de una vaina plana y blanda. Tiene un olor fuerte

Vainilla india: Lejos de México, en la India, florece una planta Vanilla cuya tonalidad es amarilla y ofrece un suave aroma
La vainilla se ha empleado en la cocina desde la antigüedad, puesto que su sabor le ha llevado a formar parte de la receta de una gran variedad de platos, especialmente en repostería: la vainilla la podemos encontrar en helados, chocolates, pasteles, bizcochos, galletas, flanes, cremas de dulce y también en bebidas.

Propiedades terapéuticas de la vainilla
A su destacada propiedad saborizante, hay que añadir varias propiedades terapéuticas que le han llevado a ser empleada en la medicina como remedio casero.

Cuentan que la vainilla es estimulante del sistema nervioso, calma la depresión y la ansiedad.

Puede llegar a relajar los músculos y a calmar el dolor inflamatorio.

Entre sus beneficios, citan que reduce el colesterol, previene el cáncer, potencia el sistema inmunitario, desinflama el hígado y las vías respiratorias.

También ayuda a cicatrizar, mejora la digestión, reduce el apetito, relaja y calma el estrés, estimula el crecimiento del cabello e incluso puede reactivar la lívido.

Origen de la vainilla: su elaboración
Para conseguir ese color marrón tostado, la vainilla debe ser sometida a un proceso. En sus orígenes, para conseguir que la vainilla desprendiera todo su aroma, se colocaban las vainas sobre lienzos para que se secaran al sol. Cuando se recalentaban eran envueltas con mantas para que la planta sudara y consiguiera su característica textura seca, rugosa y tostada. Un proceso conocido como el 'beneficiado'.

Una técnica que se ha ido depurando con el tiempo, tanto ésa como la de su obtención, ya que su importación no fue lo que esos países esperaban. Para su sorpresa, la planta florecía pero no daba los frutos o vainas de la vainilla.

Resulta que la vainilla ésta solo crecía cuando la flor era polinizada por un tipo de abeja mexicana en concreto, por lo que se vieron obligados a crear un método artificial de polinización. Cuando lo consiguieron, la población de Totonacapan sufrió un duro golpe, ya que desde el inicio de su exportación a Europa, la región se dedicó casi en exclusiva a su producción.


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