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jueves, 18 de julio de 2024

La separación de residuos, una responsabilidad de todos

Tenemos que comprender que el cuidado del ambiente no es una moda, es un estilo de vida”. Para Kenia Valderrama Díaz, curadora educativa del Museo Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, ése es el primer paso, el cual es necesario entender para hacer de manera correcta el procesamiento de nuestros desechos y basura, ya que es indispensable “integrar conocimientos, actitudes y habilidades”.

La experta añadió que este cambio de actitud en nuestra vida diaria debe extenderse más allá de conocer las indicaciones que dicta la normatividad –en este caso la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México– hasta olvidarnos de “la flojera” o pensar “que lo haga quien lo tenga que hacer”.
Errores básicos

“El primero es que generamos basura”, afirmó la bióloga y continuó: “cuando digo esto es porque revolvemos todo: ponemos papeles de baño con desechos de comida junto a productos que pueden ser reciclados o reutilizados. Si yo estoy iniciando en este estilo de vida, ayudemos y sigamos la norma que nos marca la ley de clasificar nuestros desechos y no generar basura.

“Al inicio, cuando se implementó la Ley de Residuos Sólidos, nos marcaban que la separación era orgánicos e inorgánicos, conforme se fue evaluando esta ley nos dimos cuenta que no nada más era orgánicos e inorgánicos, porque hay otros que son de manejo especial.”

De acuerdo con la especialista, un segundo error está ligado a nuestra actitud: “Es de los peores, porque ni siquiera estoy dispuesto o dispuesta a colaborar”. El tercero, que los conocimientos que hemos adquirido a lo largo de nuestras vidas no se aplican, se aprenden sin ponerlos en acción.

“Estos conocimientos que tenemos se van quedando en diferentes niveles. Todos sabemos que hay una ley, que hay conferencias, talleres, programas y muchas iniciativas, pero no las ponemos en práctica en casa. Por ejemplo, voy a mencionar un programa que es viejísimo, las famosas tres erres: reduce, reutiliza y recicla, el cual vemos así, cómo ‘ay, qué flojera’.

“Por eso hablo de la actitud, debemos aprovechar todos estos programas que se tienen. Retomo lo del estilo de vida, porque estamos desafortunadamente en un medio de consumir, consumir, consumir y en ese consumir generamos una gama amplia de desechos, desperdiciamos y se quedan muchos de nuestros residuos”, subrayó la universitaria.

¿Basura o desecho?
La divulgadora de la ciencia recalcó que antes de iniciar con el proceso de separación en nuestro hogar es necesario distinguir entre los conceptos de basura, residuo o desecho.

Le llamamos basura a “todo lo que está revuelto, su aprovechamiento es complicado aunque no imposible, pero no dignificamos la vida de los que están en ese ámbito del procesamiento de los desechos”, comentó.

Mientras que desechar sucede cuando “tiro algo, ‘este cubrebocas lo desecho, adiós’, pero este desecho que generamos puede ser reutilizable o irse a la basura. Si yo lo lavo y lo vuelvo a usar, es funcional. Entonces puede ser un desecho o un desperdicio, lo estoy desperdiciando porque todavía no está gastado.

“Es otra diferencia entre reusar y reciclar, puedo lavar y volver a usar un frasco. Reciclar es cuando transformamos toda esa materia prima, como el vidrio, el cartón, algunos plásticos”, distinguió.

¿Beneficios?
Al iniciar con la separación de residuos en casa, explicó Valderrama Díaz, hacemos de este proceso parte integral de nuestras vidas, se convierte en una costumbre que extiende sus beneficios más allá del hogar. “Desde nuestra trinchera debemos de hacer algo; es responsabilidad de todos en la escuela, en casa, en la oficina, porque es una decisión propia. Hay que entender que este estilo de vida es un proceso educativo que va enriqueciéndose en el día a día”.

La investigadora propuso iniciar con un reto sencillo: “¿Qué harían si en un mes nadie recoge su basura o sus desechos? Yo me espantaría. Ésa es la primera pregunta, ¿qué haríamos ante ese reto? Los beneficios los vamos a encontrar primero si nosotros separamos nuestros desechos y nosotros los manejamos. Si generamos desechos y no basura, vamos a dignificar la vida de las personas que trabajan en la colecta, en toda esta cadena de manejo de desechos urbanos, porque ya no tienen que andar escarbando entre basura, pueden llevarlos a centros de reciclado, esto hace que nosotros colaboremos en el reciclado, ayudamos a que el material se vuelva otra vez materia prima”.

“Al facilitar el reciclado de ciertos materiales y/o reusar para no generar tanta, tanta basura, otro beneficio es que tendríamos alimentos saludables. Porque no nos damos cuenta que toda esta basura, si la dejo en el suelo, contamina los cuerpos de agua de donde extraemos para riego de los alimentos.

“También si los desechos se depositan al aire libre o enterrados, generan malos olores porque se van degradando. Contaminan no sólo el suelo, sino que además se van a mantos freáticos en el subsuelo. Recordemos que en la Ciudad de México nuestra principal fuente de agua son mantos acuíferos y les estamos dando en la torre. Es importante separar nuestros desechos en casa, porque es donde estamos generando mucha basura o muchos desechos poco aprovechables”, argumentó.

Asimismo, llamó a que, como ciudadanos, presionemos para que “industrias y empresas de reciclado crezcan. Es importante porque nos hace falta mucho desarrollo en ese sentido: tecnológico, empresarial o de emprendimiento para el manejo de basura”.

La académica universitaria aconsejó extender este reto a los plásticos que se juntan en casa y a separar estos en dos grupos: evitables y los no evitables. “Cuando hablamos de evitables, por ejemplo, las palomitas de microondas dejan un chorronal de plástico, igual las galletas, los dulces, etcétera. Los inevitables son estos empaques donde si yo compro algo no hay opción, me lo dan empaquetado.

“Esto sirve mucho para reflexionar sobre todo lo que hacemos. No es sólo ya no usar bolsas y llevar las propias, te das cuenta que en otras partes del consumo también generas muchos plásticos. El plástico es el residuo de mayor porcentaje, con las nuevas leyes le íbamos ganando y estábamos entrándole con frecuencia a no usar tantos plásticos. Pero con la pandemia, pedimos la comida con estos empaques otra vez”, lamentó y agregó:

“Hay que retomar el rumbo, sin satanizar muchas cosas… Hay recursos, los utilizamos, pero no hay que acabarlos. Debemos pensar en el equilibrio, en una manera sostenible.”
Tenemos que dejar de revolver todo porque su aprovechamiento es complicado aunque no imposible.

Separación correcta
Valderrama Díaz indicó que hay dos grupos muy claros, los orgánicos y los inorgánicos, al momento de separar nuestros residuos: “Cuando hablamos de orgánicos se ha ido afinando más, son los orgánicos composteables –desechos de frutas, verduras, cascarón de huevo, café, tés, etcétera.–; dicen que todo lo que tenga carbón es orgánico, pero el papel también es orgánico y este va en otro proceso, nos vamos directo con restos de comida.

“Luego, están los reciclables, ahí están las latas de todos los metales, los vidrios, el cartón y los plásticos, dentro de éstos hay una gama diversa de números, unos sí son reciclables otros no lo son.

“Siguen los de manejo especial y los de volumen, como las baterías, pilas, aceites, colchones, madera y electrónicos. Hay muchos programas, como nuestro Reciclatón, donde podemos llevar todos estos desechos electrónicos. Ahorita se manejan cuatro compartimentos en la Ley de Residuos Orgánicos. Es un buen avance colaborar con esa separación”, complementó.

Tarea de todos
Para Kenia Valderrama Díaz uno de los errores del pasado ha sido pensar que únicamente las generaciones más jóvenes deben involucrarse en este tipo de procesos porque a éstas les pertenece el futuro, eliminando la responsabilidad de los demás grupos generacionales.

“Es importante involucrar no sólo a los niños…Muchos de los problemas son responsabilidad de todos, cada uno de nosotros tiene que aportar su granito de arena”, reiteró.

“Lo que pasó apenas en Monterrey, es toda una noticia, lo del agua, pero antes de eso le habría preguntado a las personas qué hacían por el cuidado de ese recurso. A lo mejor los estudiantes de bachillerato o licenciatura ya recibieron muchas pláticas, muchos talleres, conferencias, leyeron la Gaceta, revistas, libros, tienen mucha información. Hace falta que papás y autoridades ayuden a poner en marcha todos esos conocimientos, esa buena actitud que se tiene, esas habilidades”.

La investigadora universitaria pidió asumir la responsabilidad, “participemos en la separación. Cuando inició la Ley de Residuos Orgánicos, hicimos un sondeo para saber qué opinaban sobre ella y si les gustaría participar. El cien por ciento dijo que sí y que estaba muy bien, conforme; pasó la ley y como no hubo sanciones, la gente se fue desanimando. Es importante no sólo tener leyes, sino además que se dé seguimiento a las sanciones. Desafortunadamente aprendemos a la mala; ya que tenemos el problema, que estamos sufriendo, es cuando dicen: ‘Ah, caray, creo que sí debo de hacer algo’.

“La UNAM tiene una responsabilidad, estamos en Ciudad Universitaria y tenemos nuestra planta de reciclado de agua, la de composteo, camiones que pasan por la basura, el Programa Universitario de Medio Ambiente. La UNAM ha hecho cosas, nos falta unir esfuerzos y fortalecerlos”.

jueves, 4 de julio de 2024

Galvani, Volta y la electrizante historia de la batalla por la electricidad

Desde los albores de la humanidad, el misterio de la electricidad ha fascinado e intrigado a mentes curiosas. En el siglo XVIII, dos gigantes de la ciencia, Luigi Galvani y Alessandro Volta, se enfrentaron en un épico debate que cambiaría para siempre nuestra comprensión de la bioelectricidad.

Galvani, un anatomista y fisiólogo, descubrió que las patas de las ranas muertas se contraían al ser tocadas por un bisturí durante una tormenta eléctrica. Este fenómeno, que él atribuyó a una forma de electricidad inherente a los seres vivos, lo llamó “electricidad animal”. Su trabajo sugirió que los seres vivos tenían una fuerza vital eléctrica que era parte integral de la vida misma.

Volta, por otro lado, era un físico que cuestionaba la teoría de Galvani. Argumentaba que la contracción era causada por la electricidad generada por el contacto de metales diferentes, no por una electricidad animal. Para probar su teoría, Volta inventó la pila voltaica, el primer dispositivo capaz de producir una corriente eléctrica constante, sentando las bases de la electroquímica.

La disputa entre Galvani y Volta no fue solo científica, sino también filosófica. Representaba la lucha entre la visión de un mundo animado por una fuerza vital especial y la idea de que los procesos biológicos podían explicarse mediante leyes físicas y químicas.

Hoy, sabemos que la bioelectricidad es fundamental para la vida: permite que nuestro cerebro envíe señales, que nos desarrollemos en el útero y que nuestros cuerpos se curen. La obra de Sally Adee, “Somos electricidad”, publicado por Pinolia, explora esta fascinante historia y cómo la bioelectricidad podría ser la clave para curar enfermedades, regenerar tejidos y, quizás, desentrañar los secretos del envejecimiento.

Ahora, te presentamos un extracto exclusivo del primer capítulo de “Somos electricidad”, donde Sally Adee nos sumerge en la historia de Galvani, Volta y la batalla por la electricidad.

Artificial vs animal: Galvani, Volta y la batalla por la electricidad, de Sally Adee
Alessandro Volta estaba asombrado. En sus manos tenía una primera impresión de un manuscrito cuyo autor afirmaba haber resuelto un antiguo misterio: ¿cuál es la sustancia que recorre todos los seres vivos, que sustenta cada uno de sus movimientos e intenciones? La respuesta: la electricidad.

Volta, un fortachón de constitución compacta, de cuellos altos y extravagantes, y cuya espesa cabellera negra parecía enzarzarse en una furiosa batalla con su frente, se sentía especialmente cualificado para evaluar las afirmaciones de este autor. Poco más de una década antes, en 1779, había sido ascendido al puesto de catedrático de Física Experimental en la Universidad de Pavía, tras idear una nueva herramienta que dispensaba un rápido suministro de descargas estáticas. Había sido ampliamente adoptado por otros científicos (y presagiaba el dispositivo que más tarde cimentaría su nombre en la historia), pero sus escasos elogios no eran suficientes. Volta quería más elogios. Se lo merecía. Había ascendido de cargo varias veces, había recorrido los centros científicos más importantes y se había creado una red social muy influyente de mecenas, formada no solo por científicos, sino también por políticos y otros miembros de los estratos más altos de la sociedad italiana. Estaba a punto de establecerse como una de las autoridades mundiales en el controvertido, glamuroso y novedoso estudio del misterioso fenómeno de la electricidad.

La electricidad era —y es— una fuerza de la naturaleza, cuyos misterios empezaban entonces a ceder a la investigación científica. Nadie entendía gran cosa de este fluido invisible. Producía descargas eléctricas, a veces mataba desde el cielo y no se sabía si era el mismo material que los peces eléctricos utilizaban para aturdir a sus presas. Además, la electricidad acababa de salir del ámbito de los trucos y las especulaciones absurdas (se afirmaba que los hombres con mucha electricidad podían producir chispas durante las relaciones sexuales).

Hacía poco que se habían desarrollado las primeras herramientas rudimentarias para contener esta materia salvaje y así poder realizar investigaciones y experimentos científicos serios. Sus inventores eran la versión científica de las estrellas de rock del siglo XVIII. Volta era uno de ellos y se había ganado la reputación de estrella emergente entre los científicos que descifraban los misterios de la electricidad para convertirlos en verdades empíricas. Algunos de sus colegas físicos empezaban incluso a referirse a él como el «Newton de la electricidad». Pero, ahora, este autor, el anatomista Luigi Galvani, afirmaba haber encontrado una variante biológica.

Galvani era un patán estirado de un Estado italiano que acababa de empezar a adquirir el equipamiento necesario para ponerse al día con el siglo actual. Un obstetra piadoso cuyo manuscrito estaba lleno de vocabulario muy poco sofisticado. ¿Este personaje pretendía tener un conocimiento superior de las cosas que habían confundido a los hombres más inteligentes de la filosofía y la ciencia?

En el manuscrito se puede percibir que Galvani era consciente de la magnitud de lo que se proponía. «Nunca podría suponer que la fortuna fuera tan amistosa conmigo como para permitirme ser el primero en manejar, por así decirlo, la electricidad oculta en los nervios», escribió en el prefacio, con una inquietud que rayaba en el presagio. De hecho, esa pretensión acabaría siendo su ruina.

¿Cómo pudo ser tan controvertida la afirmación de Galvani de que el cuerpo está animado por una especie de electricidad? Para entender por qué Volta se indignó tanto, debemos comprender hasta qué punto la biología iba a la zaga de la física a finales del siglo XVIII.

La revolución científica en Europa había puesto patas arriba la comprensión del mundo físico por parte de los científicos, derribando la sabiduría recibida y sustituyéndola por leyes comprobables y ecuaciones predictivas. Copérnico y Galileo arrancaron nuestro planeta del centro de la creación y lo situaron en un rincón anodino del cosmos. Kepler descubrió las leyes que rigen el movimiento de los planetas alrededor del nuevo sol central. Y a partir de ellas, Newton dedujo la ley de la gravedad y extrapoló cómo caen las cosas a la Tierra. La biología, en cambio, descubrió pocas novedades de esta magnitud. Este prometedor siglo terminó en un punto muerto para el estudio de los seres vivos. Los microscopios permitieron a los fisiólogos examinar las minucias de las bacterias, las células sanguíneas y las levaduras. Los anatomistas elaboraron mapas detallados de los nervios que se infiltraban en todas las extremidades del cuerpo. Incluso, se llegó a la conclusión de que estos nervios estaban estrechamente relacionados con nuestra capacidad para mover las extremidades. ¿Pero cómo?

A finales del siglo XVIII, los científicos aún no sabían casi nada del mecanismo que permitía a los humanos caminar y hablar y mover los dedos de las manos y los pies, sentir o rascarse un picor. ¿Cómo dirigía el alma inmaterial los movimientos de la máquina animal? Nadie tenía la menor idea. Decir que la comprensión de este fenómeno en el sigloXVIII estaba estancada en la Edad Media sería quedarse corto. Se había atascado mucho antes, con Claudio Galeno, un brillante médico y filósofo influyente en la Roma del siglo II. Él dio el pistoletazo de salida a 1500 años de reflexiones filosóficas sobre lo que fluía por nuestros cuerpos que nos permitía movernos y pensar. Las conjeturas de Galeno procedían de siglos de pensamiento aristotélico y se perfeccionaron con la ayuda de multitud de cadáveres disecados.

Los nervios, concluyó, son tubos huecos que envían la voluntad del hombre a través de sustancias etéreas llamadas pneuma psychikon —«espíritus animales»— para ejecutarse en sus miembros y músculos; y el término «animal» no era en el sentido zoológico, sino en el sentido de anima, la traducción latina de psique, la palabra griega para vitalidad. Estos espíritus, proponía Galeno, se producían en una compleja serie de interacciones dentro del cuerpo, que comenzaban en el hígado, se destilaban en el corazón, reaccionaban con el aire inhalado y, nalmente, llegaban hasta el cerebro.Cuando se requería movimiento, el cerebro funcionaba como una bomba hidráulica, que movía estos espíritus animales en los nervios huecos para su distribución, a todas las partes sensibles y móviles del cuerpo. Cuando fluían del cerebro al músculo, los espíritus creaban contracciones. Cuando fluían en sentido contrario, transmitían sensaciones.
Aparte de otras teorías cada vez más barrocas, este dogma permaneció prácticamente incontestado durante al menos los siguientes 1 300 años. Los avances teóricos en este campo no dependían de sondeos experimentales, sino de razonamientos losó cos. Por ejemplo, a mediados del siglo XVI, René Descartes —el progenitor del dualismo mente-cuerpo— conjeturó que, en lugar de «fuego-aire», la constitución de los espíritus animales era probablemente más parecida a un líquido, como el agua que impulsa la maquinaria. A los médicos no les fue mucho mejor. El fisiólogo y físico siciliano Alfonso Borelli propuso que, en lugar de ser acuosos, los espíritus animales estaban hechos en realidad de una «médula» alcalina altamente reactiva —en su jerga, Succus nerveus, o jugo nervioso— que se exprimía de los nervios con la menor perturbación. Cuando este jugo reaccionaba con la sangre del músculo, provocaba la ebullición del tejido circundante.

Todas estas interpretaciones tropezaban con el mismo problema: con la invención del microscopio a finales del siglo XVII, pronto quedó claro que los nervios no podían ser huecos. Eso significaba que no había lugar para que los espíritus animales o los jugos nerviosos fueran las sustancias que gobernaban nuestros miembros. Pero, aunque estos primeros microscopios eran lo bastante potentes para descartar los tubos, seguían siendo demasiado débiles para sondear la estructura nerviosa con mayor precisión. Esto dejaba sin respuesta una pregunta crucial: ¿cómo podía transportarse algo a través de un cuerpo sin la ayuda de tubos? Nuevas teorías se apresuraron a llenar esta incógnita.

La falta de pruebas abrió el debate a todos los interesados, desde los más creíbles hasta los más cuestionables. Isaac Newton sugirió que los mensajes del cerebro viajaban por los nervios mediante vibraciones, del mismo modo que vibran las cuerdas de una guitarra. En el otro extremo del espectro se situaban las conjeturas de un médico de balneario de Bath (los médicos que se instalaban en balnearios, entonces en pleno apogeo en Inglaterra, para recetar dietas muy estrictas de bebida y baño, a cambio, por supuesto, de una cuantiosa cantidad de dinero): David Kinneir afirmaba en un tratado de 1738 que, como los espíritus animales se transportaban en la sangre, tomar las aguas del balneario ayudaría a desatascar los vasos que los transportaban.

Cabe señalar que, antes del siglo XIX, la ciencia era mucho menos exigente con sus límites académicos. En aquella época no se exigía tanto a los estudiosos del mundo natural que se ciñeran a disciplinas rígidas, en gran medida porque estas aún no existían. Todo eso vendría después. De hecho, a los científicos ni siquiera se les llamaba científicos. Las personas que estudiaban el mundo natural se autodenominaban filósofos naturales o, a veces, filósofos experimentales. El arquetipo por excelencia era Alexander von Humboldt, que viajaba por el mundo estudiando todo lo que se le antojaba. Hombres como él y Galvani eran libres de investigar lo que les interesaba, podían ir (y lo hacían) de la estructura ósea a la anatomía comparada, pasando por la electricidad.

Sobre todo, las distinciones entre las ciencias físicas y las ciencias de la vida estaban muy mal definidas. La movilidad entre campos era la norma. Si tratamos de clasificar a las personas que estudiaban biología en el siglo XVIII, nos veremos obligados a incluir desde teólogos radicales hasta físicos. Sin embargo, una cosa estaba clara. Los médicos —encargados de dispensar remedios prácticos— no gozaban de un estatus elevado, debido a la creciente conciencia de la brecha existente entre sus aires científicos y su capacidad real para tratar a los enfermos.

miércoles, 3 de julio de 2024

Melodía Desencadenada

 
1. Origen y Composición

Origen y Composición de "Unchained Melody"

"Unchained Melody" fue compuesta por Alex North y escrita por Hy Zaret en 1955 para la película "Unchained". La película, dirigida por Hall Bartlett, trata sobre un hombre en prisión que anhela su libertad y su regreso a casa, lo que se refleja en la temática de la canción.

Contexto de la Película
"Unchained" es una película menos conocida sobre la vida en prisión y la lucha interna de los reclusos por la libertad. La canción fue escrita específicamente para capturar la emoción y el anhelo de los personajes, haciendo hincapié en los sentimientos de separación y esperanza.

Composición MusicalAlex North: Un destacado compositor de música para cine, conocido por sus trabajos en películas como "A Streetcar Named Desire" y "Spartacus". North quería una melodía que fuera emocionalmente resonante y que se alineara con el tono melancólico de la película.

Hy Zaret: Aunque Zaret escribió numerosas canciones a lo largo de su carrera, "Unchained Melody" se destaca como una de sus obras más memorables. En lugar de centrarse en la narrativa de la prisión, Zaret optó por una letra más universal sobre el amor y la separación, lo que permitió que la canción transcendiera más allá de la película para la cual fue escrita.

Primera Grabación
La primera grabación de "Unchained Melody" fue realizada por Todd Duncan, quien interpretó la canción en la película. Aunque esta versión inicial tuvo un éxito modesto, estableció las bases para futuras versiones que llevarían la canción a nuevos niveles de popularidad.

Universalidad del Tema
A pesar de haber sido compuesta para una película específica, la canción logró capturar emociones universales de amor y anhelo. Esta cualidad permitió que "Unchained Melody" fuera versionada y reinterpretada por numerosos artistas a lo largo de las décadas, manteniendo su relevancia y resonancia emocional.

Impacto Cultural
La combinación de la emotiva melodía de North y las profundas letras de Zaret hizo que "Unchained Melody" se convirtiera en una balada atemporal, capaz de conectar con audiencias de diferentes generaciones y culturas.

2. La Versión de The Righteous Brothers
La versión de **"Unchained Melody"** de The Righteous Brothers, lanzada en 1965, es probablemente la más famosa y ha dejado una huella imborrable en la música pop. Aquí te explico los detalles clave sobre esta interpretación:

Interpretación Vocal de Bobby Hatfield
Esta versión destaca principalmente por la potente y emotiva interpretación vocal de Bobby Hatfield, uno de los dos miembros de The Righteous Brothers. Hatfield decidió cantar la canción solo, dejando una impresión duradera con su voz expresiva y su impresionante rango vocal.

Una anécdota interesante es que Hatfield grabó su parte vocal en una sola toma, lo que resalta su habilidad y talento natural. Esta grabación se ha convertido en un ejemplo clásico de cómo una interpretación vocal puede elevar una canción a nuevas alturas.

El famoso productor Phil Spector estuvo a cargo de la producción de esta versión. Utilizó su técnica de producción conocida como el "Wall of Sound", que incluye una densa orquestación y un enfoque en crear un sonido grande y envolvente. Esto agregó una dimensión extra a la canción, haciéndola aún más impactante.

La versión de The Righteous Brothers de "Unchained Melody" tuvo un gran éxito en las listas de éxitos. Alcanzó el número 4 en el Billboard Hot 100 en 1965 y se mantuvo como una de las favoritas en la radio durante décadas. Este éxito ayudó a solidificar la reputación del dúo y a asegurar el lugar de la canción en la historia de la música.
La canción ganó una renovada popularidad cuando fue incluida en la película "Ghost", protagonizada por Patrick Swayze y Demi Moore. La escena de la alfarería, acompañada por "Unchained Melody", se convirtió en una de las más icónicas del cine, llevando a la canción a un nuevo pico de popularidad y reintroduciéndola a una nueva generación de oyentes.

Desde su lanzamiento, la versión de The Righteous Brothers ha sido un pilar en la cultura pop. Ha sido utilizada en múltiples películas, programas de televisión y ha sido versionada por numerosos artistas. Su impacto ha sido tan profundo que sigue siendo una canción de referencia cuando se habla de baladas románticas.

Esta versión no solo elevó la canción a un nuevo nivel de popularidad, sino que también demostró el poder de una interpretación vocal excepcional y una producción meticulosa en la creación de un clásico atemporal.

Curiosidades de Avispas


Las avispas son insectos fascinantes con una biología y comportamiento únicos. Aquí tienes algunas curiosidades interesantes sobre ellas:

Diversidad inabarcable: Se han descrito más de 30,000 especies de avispas, y se estima que podría haber hasta 100,000 en todo el mundo. Algunas son especializadas en explotar árboles específicos, como las de la superfamilia Chalcidoidea.

Himenópteros: junto a abejas y hormigas: Las avispas pertenecen al orden Hymenoptera, al igual que las abejas y las hormigas. Comparten características como antenas, mandíbulas y abdomen visible. Sin embargo, las avispas se distinguen por su “cintura” o petiolo entre los segmentos abdominales.

Hábitat cosmopolita: Las avispas han colonizado todos los continentes, excepto la Antártida. Su adaptabilidad les permite vivir en diversos entornos, desde climas fríos hasta trópicos calurosos.

Animales sociales y solitarios: Algunas avispas viven en colonias, mientras que otras son solitarias. Las reinas fertilizadas jóvenes son las únicas que sobreviven al invierno y emergen en primavera para construir nuevos nidos.


Determinación sexual intrincada:
Las avispas tienen un sistema de determinación sexual complejo. Algunas especies producen hembras a partir de huevos no fertilizados y machos a partir de huevos fertilizados, mientras que otras tienen un sistema más variado.

Picaduras y dieta: No todas las avispas pican, pero algunas pueden ser agresivas. Su dieta cambia a lo largo de su vida: las larvas se alimentan de carne joven, mientras que los adultos se alimentan de néctar y otros alimentos.

Asesinas necesarias: Aunque a veces nos resultan molestas, las avispas son esenciales para los ecosistemas. Controlan poblaciones de insectos y polinizan plantas.