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viernes, 28 de julio de 2023

Seis motivos para ser travesti (o bisexual)

Las películas con argumento basado en el travestismo suelen ser malas (una notable excepción es, por ejemplo, “Con faldas y a lo loco”). Nuestros caracteres sexuales secundarios son tan marcados que es difícil confundir a un hombre travestido con una mujer o viceversa. Pero la capacidad de discriminación de los animales no es tan refinada y el travestismo está extendido en muchos grupos y es un recurso que se usa con variados propósitos.

No he encontrado casos de hembras que recurran a esta conducta, aunque es probable que aparezca en grupos en que las hembras son las que compiten por los machos (por ejemplo, algunos ortópteros y aves limícolas). El motivo principal por el que los machos adoptan aspecto y conducta femeninos es el de calmar la agresividad de otros machos. Esta motivación aparece en casi todos los grupos animales y es frecuente en los mamíferos. Los machos derrotados o inferiores en la jerarquía adoptan posturas femeninas con un significado de sumisión.

Por ejemplo, en ciertos escarabajos estafilínidos, los machos más débiles producen aromas femeninos para evitar ataques de los más fuertes. 
Cardiocondyla obscurior es una astuta hormiga que vive en zonas tropicales. La doctora Sylvia Cremer y sus colaboradores de la Universidad de Regensburger han comprobado que los machos alados de esta especie se hacen pasar por hembras para evitar combates agresivos con otro tipo de machos, sin alas pero dotados de mandíbulas especialmente poderosas. La estrategia de los machos débiles consiste en emanar un irresistible perfume femenino que les hace creer a otros machos que se encuentran ante una hembra virgen. Este truco es tan eficaz que los machos engañados montan a las hormigas travestis. Los investigadores han comprobado que, al final, las hormigas travestis sin duda salen ganando, ya que consiguen copular con el mismo número de hembras que los demás machos, sin tener que jugarse la vida en agresivos combates a muerte.

Lo más común es que los machos más débiles consigan fecundar a menos hembras que los fuertes, pero si son espabilados y astutos también pueden triunfar en bastantes ocasiones. En varias familias de peces (góbidos, cíclidos, etc) los machos fuertes logran conquistar territorios a los que las hembras acuden para que sus huevos sean fecundados por estos individuos con buenos genes. Pero algunos machos que no han ganado su territorio adquieren entonces la coloración y la forma de nadar de las hembras, con lo que es permitida su entrada en el territorio del macho dominante. Depositan su esperma cerca de las hembras allí concentradas y escapan pronto, antes de que el dominante se dé cuenta del vil engaño. Otro caso curioso es el del pulpo Abdopus aculeatus, de Indonesia, que presenta tres categorías de machos. La primera es la de los más grandes, llamados guardianes, que se mantienen cerca de su pareja y la siguen mientras avanzan. Cualquier intruso es tratado severamente, hasta el punto en que en algunos casos se usa la estrangulación. Un segundo grupo de machos optan por un acercamiento más itinerante, viajando y cortejando a las hembras cuando las encuentran. Tal y como hacen los guardianes, ellos utilizan su cuerpo rayado para mostrar su virilidad. Los machos más débiles, que son llamados furtivos, se disfrazan de hembras, por temor al latigazo de los tentáculos de sus competidores. Cambian los dibujos de su cuerpo y nadan de manera más femenina, lo que les permite moverse sin ser descubiertos.

Un tercer motivo para ser un travesti es reducir las posibilidades de reproducción de otros machos. Algunos machos en ciertas especies de tritones impiden las cópulas de otros. Un macho puede imitar el comportamiento de una hembra, induciendo a otro a desperdiciar su espermatóforo (paquete de esperma). En cuanto el macho engañado deposite su espermatóforo, dejará de representar una competencia para el imitador.

La costumbre de los machos de algunos grupos, como ortópteros y moscas escorpión, de ofrecer regalos alimenticios a las hembras, propicia la aparición de un travestismo de rapiña. Randy Thornhill, de la Universidad de Nuevo México, en el curso de una investigación de seis años sobre el cortejo de las moscas escorpión, descubrió machos imitando a las hembras. En principio, Thornhill había observado a la Hylobittacus apicalis con la esperanza de comprender sus criterios para seleccionar a una pareja. Como era de esperar, la hembra prefiere a los machos que les hacen grandes ofertas de comida. Ésta guarda los genitales fuera de su alcance mientras valora el obsequio. Si le parece muy pequeño o poco nutritivo, se va volando antes de copular o sólo copula un corto rato. Pero las hembras no son las únicas que comen. Un macho hambriento que se encuentra con otro que está exponiendo su presa imita la conducta femenina a fin de conseguir una comida rápida y fácilmente. Para fingir, baja las alas, menea el abdomen del modo característico de una hembra y retrae los genitales. A veces, no se come la comida, sino que va a ofrecérsela a una hembra. A pesar de que todos los machos de esta especie tienen la habilidad de volverse travestis, su conducta depende de la situación. Si un macho es el primero en descubrir un bicho tentador, se lo comerá. No obstante, si primero encuentra a otro macho con presa (o a una pareja copulando y con presa), intentará llevársela.

Una quinta modalidad de travestismo es puramente una estrategia de supervivencia. Los machos de la culebra rayada de Norteamérica emiten los olores típicos de las hembras al final de la etapa de hibernación, para que otros machos se enreden con ellos, formando un gran amasijo que reduce la pérdida de calor y facilita la entrada en actividad. Estos machos adoptan la actitud tolerante del conductor de la lancha del final de “Con faldas y a lo loco". Al fin y al cabo, como dice él, “nadie es perfecto”.

Hace pocos días, investigadores de la universidad de Frankfurt han publicado resultados que sugieren que adoptar un comportamiento homosexual incrementa el éxito de los machos del pez Poecilia mexicana con las hembras. Las hembras valoran esta actividad sexual como un indicativo de fortaleza y buena salud, y prefieren a los machos que realizan mucho el acto sexual, sin importar mucho con qué sexo se realice, a aquellos que lo realizan poco.

Como vemos, la selección natural ofrece complejos caminos para favorecer la aparición de conductas en apariencia poco adaptativas. Incluso la homosexualidad estricta puede tener ventajas en ciertos contextos, sobre todo en organismos que manifiesten un comportamiento cooperador y flexible, como el caso de los humanos.

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