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martes, 2 de noviembre de 2021

Ayayi: La influencer virtual


La tendencia de los influencers virtuales crece cada vez más, incluso tenemos una en México, pero lo verdaderamente llamativo es el impresionante nivel de realismo que han alcanzado en tan poco tiempo. Y la mejor prueba de esto viene de China.

Ayayi es la primera meta-humana e influencer virtual de China, es decir es una humana digitalizada extremadamente realista. Fue creada por la compañía Ranmai Technology con un nivel de realismo impresionante, mucho más cercano a un humano real de lo que se había visto hasta ahora en las idols u otras influencers virtuales.

Más allá de esto, detrás de Ayayi hay una tecnología lo suficientemente avanzada para "recrear" texturas y sombras sobre el rostro de la influencer a un nivel muy cercano a la realidad.

En su debut en mayo pasado, Ayayi alcanzó casi 3 millones de vistas en su primera publicación en la plataforma china Xiaohongshu y ganó casi 40,000 seguidores en una sola noche. Tal es la popularidad que ha alcanzado que algunas marcas la han invitado a eventos exclusivos, como la exhibición 'Mickey: The True Original Exhibition' que celebra los 90 años de Mickey Mouse, para luego compartir su experiencia en Xiaohongshu.

La marca francesa de perfumes y cosméticos Guerlain es la primera en colaborar oficialmente con Ayayi, quien asistió a su evento 'Honey' en junio pasado. Además, se espera que Ayayi pronto se una al sello discográfico virtual No Problem, en una alianza estratégica para impulsar los eventos musicales virtuales, según el reporte del sitio DAO.

Como ya mencionamos, más allá de la popularidad alcanzada por Ayayi, lo verdaderamente impresionante es toda la tecnología detrás que permite un nivel de realismo alucinante y no visto hasta ahora. Y todo con el único propósito de vender, ya que al fin y al cabo es un personaje creado por computadora manejado por agencia de publicidad.

Eso sí, al ser manejados enteramente por un equipo de personas, estos influencers virtuales están exentos de los tropiezos de su contraparte humana. O al menos eso se esperaría.


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