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miércoles, 21 de abril de 2021

El reloj interno del cerebro

¿Alguna vez has estado en esta situación? Te detienes en un semáforo en rojo y esperas pacientemente a que cambie a verde. Conforme pasa el tiempo, empiezas a pensar que la luz roja ha estado así por un período de tiempo inusualmente largo. Miras a tu alrededor a los otros conductores, preguntándote si tienen la misma impresión. Finalmente, decides que la luz está funcionando mal y con precaución procedes a través de la intersección a pesar de que la luz sigue en rojo. ¿Qué pasó?

Tal vez sabes sobre el reloj circadiano de tu cerebro, el que mantiene tus etapas de sueño/vigilia en sintonía con los ciclos de día/noche del planeta. Pero ¿sabías que en realidad hay varios tipos de relojes en el cerebro? Uno de ellos es un temporizador interno, igual que el dispositivo de cuerda o digital en tu cocina que utilizas para recordar sacar la pizza del horno antes de que se queme. Este temporizador es el mecanismo neurológico que da a tus centros de información del cerebro datos como "la luz roja ha estado así demasiado tiempo", de modo que puedes decidir que acción a tomar.

Cómo funciona el encendido y apagado del temporizador
El temporizador de intervalo de cerebro consiste en una red de neuronas en la corteza cerebral que funcionan al azar y de forma independiente hasta que algo llama su atención (Wright, 2002). Cuando un estímulo que tiene las características de tiempo (por ejemplo, un semáforo) se produce, la sustancia negra envía una señal de dopamina que indica que estas neuronas funcionen al mismo tiempo. Este disparo simultáneo se convierte en un marcador neurológico para el comienzo del evento. Cuando termina el evento, la sustancia negra hace lo mismo, creando un marcador para el final del evento. En algunos casos, el temporizador del cerebro compara sus mediciones con las almacenadas en tu memoria. Esto es lo que sucede cuando estás sentado en el cruce del semáforo y tienes la impresión de que la luz roja ha estado así por mucho tiempo.

Cuando te concentras profundamente, como sucede cuando te absorbes en una película, el temporizador se apaga solo. Después te encuentras preguntándote a donde fue el tiempo al salir del estado de concentración. El temporizador también se apaga cuando te encuentras en una situación de emergencia o cuando estás experimentando emociones profundas. Por el contrario, cuando estás aburrido, el temporizador de tu cerebro te avisa de cada segundo que pasa, y el tiempo parece alargarse.

La precisión del temporizador del cerebro
¿Qué tan exacto es el temporizador del cerebro? He aquí un ejemplo perfecto. Tu alarma se apaga, y te fijas en el reloj. Tú decides que te permite dormir 10 minutos más. Piensas en restablecer la alarma, pero decides no hacerlo porque "me despertaré", aseguras. Sorprendentemente, despiertas una vez más, miras el reloj, y te das cuenta que has dormido durante unos 10 minutos, tal como lo has planeado. Pero en otras ocasiones, despiertas para encontrar que has dormido durante 2 horas en lugar de 10 minutos. Por lo tanto, es probable que hayas aprendido por experiencia, que a veces el temporizador del cerebro funciona bien, pero otras fracasa miserablemente.

Algunos de los errores del temporizador parecen ser programados (Wright, 2002). Un error inherente es su tendencia a subestimar el tiempo. Las limitaciones que hay en cuántas tareas nuestros cerebros pueden manejar al mismo tiempo también contribuyen a la falta de fiabilidad de temporizador del cerebro. En un estudio, los participantes del grupo experimental fueron instruidos para leer en voz alta por un período determinado de tiempo (Tracy et al., 1998). Los sujetos del grupo control no hicieron nada durante el período. Cuando el tiempo expiro, a los participantes en ambos grupos se les pidió estimar el tiempo que el intervalo había durado. Los participantes del grupo experimental dieron estimaciones que eran más variadas y en promedio, mucho menos precisas que los del grupo de control.

Como se ha señalado, la sustancia negra y el neurotransmisor dopamina son fundamentales para el funcionamiento del temporizador del cerebro. por lo tanto, cualquier cosa que afecte a la sustancia negra o la dopamina también afecta al temporizador. Por ejemplo, quizás sabes que la enfermedad de Parkinson se asocia con una disfunción en la sustancia negra. Como es de esperar, los investigadores han encontrado que las personas que sufren de esta condición tienen un rendimiento muy pobre en tareas que implican la estimación del tiempo a diferencia de las personas que no tienen la enfermedad (Wright, 2002). Del mismo modo, individuos con esquizofrenia, un trastorno psiquiátrico en el que se ve afectada la función de la dopamina, también tienen dificultades para la estimación de los intervalos de tiempo (Dávalos, Kisley, y Freedman, 2005).

Las distorsiones de la percepción del tiempo también son comunes entre las personas que consumen drogas, porque las drogas afectan el sistema de dopamina del cerebro. La mayoría de las drogas dan a los usuarios una sensación de tiempo expandido, un minuto puede parecer una hora (Bauer, 2001; Lieving et al, 2006.). En un estudio, cuando los investigadores instruyeron a los participantes que esperaran por un breve período de tiempo (por ejemplo, 5 segundos) antes de pulsar una palanca, los usuarios de marihuana típicamente presionaron la palanca antes de que el número de segundos hubieran transcurrido, mientras que los que no usaban marihuana fueron capaces de estimar con precisión los cortos intervalos en estas condiciones (McDonald, Schleifer, Richards, y deWit, 2003).

El temporizador del cerebro en el vivir diario
Las experiencias que demuestran los efectos del aprendizaje en el temporizador del cerebro, como el ejemplo del semáforo, sugieren que se puede explotar la capacidad de adaptación de temporizador del cerebro para convertirse en un mejor "tomador de exámenes". Al tomar exámenes de práctica y medir el tiempo tu mismo, puedes "enseñar" al temporizador de tu cerebro a estimar con mayor precisión cuánto tiempo te tomará completar los exámenes variando las longitudes y tipos. Como resultado de esta mejora de la capacidad de estimación del tiempo, serás capaz de hacer un mejor juicio sobre el ritmo mismo del tiempo durante los exámenes reales.

Sin embargo, si quieres pasar unos minutos más en la tierra de los sueños cuando te despiertas en la mañana de un examen, no te bases en el temporizador del cerebro para que te despierte, incluso si has practicado hacerlo. Piensa en los ciclos de sueño para entender por qué. Una vez que vuelves a dormir, tu cerebro comienza un ciclo de sueño nuevo, que tendrá una duración de 90 minutos más o menos, si no se interrumpe. Ten en cuenta que la Etapa 1, la fase de somnolencia, sólo dura unos pocos minutos. Si tu cerebro se desliza hacia el sueño más profundo de la Etapa 2 antes de que el temporizador interno te despierte, es probable que te duermas durante el examen. Así, en lugar de depender de reloj interno de tu cerebro, dale una oportunidad a tu reloj de alarma, uno de los muchos dispositivos que han inventado los seres humanos para compensar las imprecisiones de los temporizadores neurológicos que tenemos incorporados.

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