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miércoles, 31 de marzo de 2021

No culpes a los murcielagos

A menudo se les relaciona con vampiros, cuentos de brujas o cómics de superhéroes, incluso se les atribuye el dudoso origen del coronavirus; puede que los murciélagos sean los animales más estigmatizados de la tierra, pero lejos de ser enemigos, constituyen una valiosa ayuda para nuestro ecosistema.

Sirvan de ejemplo estos tres casos: un sólo murciélago puede comerse en una sola noche entre 8 y 10 gramos de insectos; con unos 40 murciélagos no harían falta pesticidas para controlar una plaga en un arrozal y algunas especies de estos mamíferos polinizan ciertos tipos particulares de frutas tropicales como plátanos, mangos y guayabas.

A pesar de estas y otras muchas ventajas que aportan los murciélagos a la naturaleza, frecuentemente han sido temidos, estigmatizados, maltratados, e incluso, gaseados en aras de ciertos bulos y acusaciones erróneas, la última de ellas atribuirles el origen incierto de la covid-19.

#Don’tBlameBats (No culpes a los murciélagos)

Estos miedos infundados han llevado a la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU) a poner en marcha la campaña #Don’tBlameBats (no culpes a los murciélagos), que cuenta con el apoyo de la Bat Conservation Trust de Reino Unido (BCT) y ya ha sido visualizada por más de 3.000 personas a través de las redes sociales.

Clara Prieto es la responsable audiovisual de la campaña que surgió en pleno confinamiento “cuando empezamos a ver que se relacionaba erróneamente a los murciélagos con el origen del coronavirus y se llamaba a exterminarlos, por lo que decidimos transmitir un mensaje positivo y pedir a la sociedad que les conozca y no les tenga miedo”.

“No se ha encontrado ningún murciélago con el SARS-CoV-2” ha señalado Prieto, que desvincula a estos mamíferos de cualquier relación con el origen o el reservorio del virus que causó la pandemia, un argumento que también sostiene el investigador Javier Juste, vicepresidente de SECEMU y miembro del Grupo de Investigación y Conservación de Murciélagos en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

Este experto ha condenado que en lugares como Indonesia “se gasten un dineral en gasear murciélagos que no tienen en absoluto que ver con el origen del virus” pues, asegura, “es más fácil que nosotros pasemos la covid-19 a estos mamíferos a que ellos nos la pasen a nosotros, porque el virus no se ha encontrado en ninguno ni se va a encontrar”.

Polinizadores y cazadores de insectos
“Mientras tanto -ha continuado- nos estamos perdiendo los inmensos servicios que estos animales nos proporcionan”, entre los cuales ha citado, por ejemplo, el de ser “los polinizadores más importantes” de especies forestales tropicales, como los plátanos, las papayas, los mangos, los aguacates o los dátiles.

Según ha informado Javier Juste, en el mundo hay 1.450 especies diferentes de murciélagos, su envergadura va desde los dos metros (como es el caso de los denominados ‘zorros voladores’) hasta los que pesan apenas tres gramos, y su alimento también varía ya que los hay frugívoros, es decir, que se alimentan de fruta, o insectívoros, que se alimentan de insectos voladores, como es el caso de las 35 especies que habitan en España.

También hay especies que cazan pájaros al vuelo y que “son lo más parecido a los halcones”, comenta Juste, y otros que comen ranas y sapos pero, recalca, “solo dos de las 1.450 clases de murciélagos que hay en el mundo se alimentan de sangre de mamíferos y esas habitan en Centroamérica y Sudamérica”.

Los murciélagos “vampiro” han sido “uno de los orígenes de los estigmas injustos que han recaído sobre estos animales“, comenta el especialista y recuerda que esta especie se alimenta de mamíferos y se ha visto perjudicada por la deforestación y la extensión de la cría de ganado, sobre todo vacuno, a tierras anteriormente forestadas.

El hombre, la principal amenaza
Y es que, ha recordado Juste, alrededor de los murciélagos hay toda una serie de leyendas falsas “como que se cuelgan de las ubres de vacas y cabras o que se enredan en el pelo”, y sin embargo, lo cierto es que son animales “con una vulnerabilidad enorme” y el hombre constituye su mayor amenaza al destruir o poner en peligro sus hábitats, especialmente en épocas de cría y de hibernación.

“Los murciélagos son víctimas de la crueldad con demasiada frecuencia: se les envenena con pesticidas, en algunos lugares los gasean, les hacen fumar a modo de broma e incluso ahora en algunos países se los comen porque su carne se ha convertido en una exquisitez”, ha comentado.

A la vista de estos hechos, ha incidido en la necesidad de proteger a estos mamíferos porque entre otras razones, son “auténticas máquinas de comer insectos” ya que “son cazadores voladores que necesitan un aporte enorme de energía para poder volar”.

Tal es así, que un murciélago común puede llegar a ingerir la mitad de su peso en mosquitos por noche y una colonia, más de medio kilo: “es como si tuviéramos insecticidas naturales volando a nuestro alrededor”, comenta el científico.

Recuerda asimismo que en algunos campos de maíz americanos se han ahorrado “varios billones de dólares” gracias a las ventajas que también tienen estos animales para el control de plagas en los cultivos.

“Debemos tomar mucho más en serio este tema. Las personas que nos ocupamos de estos animales no somos los ‘frikis’ de los murciélagos como nos llaman algunos Lo que necesitamos es ayuda de la administración y de los ciudadanos para poder seguir disfrutando de las labores naturales tan importantes que nos proporcionan”, ha afirmado Javier Juste.

Para empezar, el especialista ha animado a los ciudadanos a que instalen cajas-refugio en sus casas para albergar murciélagos, conocerlos más de cerca y de paso, paliar la falta que tienen de espacios naturales donde resguardarse. 

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