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domingo, 24 de diciembre de 2017

Gametogénesis

La gametogénesis es el proceso de formación de gametos (células sexuales haploides) a partir de células germinativas (células diploides) mediante procesos meióticos que se llevan a cabo en las gónadas (testículos en los machos, ovarios en las hembras y ovotestes en los hermafroditas). La gametogénesis masculina o espermatogénesis da lugar a los espermatozoides (gametos masculinos) y la gametogénesis femenina u ovogénesis da lugar a la formación de óvulos.
1.- Espermatogénesis: La espermiogénesis consta de las siguientes etapas:
a) Fase de proliferación o multiplicación. Cuando el organismo llega a la madurez sexual, las células germinales (2n) se multiplican activamente mediante mitosis y forman los espermatogonios (diploides).
b) Fase de crecimiento. Las espermatogonias aumentan de tamaño y se transforman en células más grandes, llamadas espermatocitos de primer orden (diploides).
c) Fase de maduración. Cada espermatocito de primer orden, mediante división reduccional (primera división meiótica),  da lugar a dos espermatocitos de segundo orden (haploides). Cada uno de éstos, mediante una división ocasional (segunda división meiótica), origina dos espermátidas (haploides).
d) Fase de espermiogénesis. Las espermátidas se transforman en espermatozoides.
2. Ovogénesis: En la ovogénesis podemos señalar las siguientes fases:
a) Fase de proliferación o multiplicación  La ovogénesis comienza con su proliferación, por mitosis en el ovario, durante el desarrollo prenatal, generando un enorme número de células, los ovogonios. (Diploides).
b) Crecimiento. También antes del nacimiento, estas experimentan crecimiento, con lo que se originan muchos ovocitos primarios. (Diploides).
c) Maduración. Cada uno de ellos inicia la primera división meiótica, pero detienen este proceso en la profase, de modo que una mujer nace con miles de ovocitos primarios detenidos en la profase de la primera división meiótica. Entre el nacimiento y la pubertad este proceso queda detenido. Al iniciarse la pubertad, un ovocito primario (para ser rigurosos, son varios, pero normalmente uno solo llega hasta el final del proceso) continúa con la primera división meiótica hasta terminarla, originando dos células haploides; una que se queda con casi todo el citoplasma, que es el enorme ovocito secundario, y otra que no es más que un medio para deshacerse de un núcleo que está sobrando, llamada primer corpúsculo polar o polocito, que ha de eliminarse. El ovocito secundario inicia la segunda división meiótica, pero no la termina, sino que es expulsado del ovario hacia el oviducto durante la ovulación, para que participe en la fecundación, cuando está metafase. Nótese que la estructura que participa en la fecundación es un ovocito secundario en metafase II. Su destino más probable es morir antes de veinticuatro horas y ser engullido por algún glóbulo blanco. Pero si llega a juntarse con el espermatozoide, este lo activará para poner fin a la segunda división meiótica, con lo que se originará un enorme ovulo fecundado y un diminuto segundo polocito. Además, la unión  con el esperma estimula el inicio de las primeras divisiones celulares del desarrollo embrionario.

El reinicio de la primera división meiótica por parte del ovocito primario en el ovario coincide con el inicio de la menstruación, con lo que la mujer puede saber que un ciclo está comenzando. La ovulación, en cambio, salvo raras excepciones, no va acompañada de ningún signo observable, por lo que, para la mayoría de las mujeres, pasa inadvertida.

La razón por la cual las divisiones meióticas de la ovogénesis no producen células del mismo tamaño sino una muy grande y otra muy chica, es que el objetivo de este proceso es generar un solo gameto que posea la mayor cantidad posible de material nutritivo, y no muchos gametos. Los polocitos se producen porque no hay otro medio para eliminar los núcleos que están sobrando.


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