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lunes, 6 de abril de 2015

El cerebro de las personas con anorexia

Las personas que han padecido anorexia nerviosa presentan una repuesta cerebral diferente a las señales de hambre. «Cuando la mayoría de personas tienen hambre, se ven motivadas a comer; en cambio, los individuos con anorexia pueden tener apetito y, sin embargo, restringir su ingesta alimentaria», señala Christina Wierenga, de la la Universidad de California en San Diego y una de las autoras de la investigación.

Para el estudio, los investigadores analizaron la función cerebral de 23 mujeres que habían superado su problema de anorexia y otras 17 que nunca habían sufrido un trastorno de conducta alimentaria. Eligieron mujeres que ya se habían rehabilitado de su anorexia nerviosa y se encontraban en su peso normal, en lugar de personas que todavía padecían la enfermedad, con el fin de evitar una posible confusión en los resultados del estudio a causa de un estado de malnutrición. Los científicos examinaron los circuitos cerebrales de las participantes en relación con la motivación y la recompensa durante dos períodos metabólicos concretos: el hambre y la saciedad.

Según comprobaron, el cerebro de las participantes que se habían recuperado de la anorexia mostraba una respuesta menor a la comida (recompensa), incluso cuando sentían ganas de comer. El cerebro de las mujeres sanas, en cambio, presentaba una mayor sensibilidad a las recompensas cuando tenían apetito.


Más autocontrol
En el grupo de mujeres sanas, el hambre aumentó la actividad del sistema recompensa cerebral (cuerpo estriado ventral, núcleo caudado dorsal y corteza cingulada anterior) durante el procesamiento de la recompensa inmediata (comida). Una vez saciadas, los circuitos neuronales responsables del control cognitivo en la toma de decisiones (corteza prefrontal ventrolateral e ínsula) manifestaron una mayor activación. Por el contrario, en las participantes con anorexia previa, la respuesta del sistema de recompensa fue la misma ante la sensación de apetito. Además, su corteza prefrontal ventrolateral, área importante para el autocontrol, presentaba una respuesta elevada en comparación con el grupo sano.

«Las personas con anorexia podrían tener un mayor autocontrol que las que no sufren el trastorno alimentario», apunta Walter H. Kaye, autor principal de la investigación. Y agrega: «Nuestro estudio sugiere que las diferencias en el circuito cerebral en las personas anoréxicas las hace menos sensibles a la recompensa y al impulso motivador del hambre. Dicho de otro modo, el hambre no les motiva a comer».

Según los autores, el hallazgo ofrece información novedosa sobre la anorexia nerviosa que podría contribuir a la creación de nuevos tratamientos que se dirijan a vías cerebrales específicas.

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