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domingo, 9 de marzo de 2014

Un fármaco que podría acabar con los reservorios de células cancerosas en la médula ósea

Enviado por Gabriela Montes

Los medicamentos anticáncer que reclutan anticuerpos del sistema inmunitario del paciente para ayudar a matar tumores, han demostrado ser muy prometedores en el tratamiento de varios tipos de cáncer. Sin embargo, tras el éxito inicial, los tumores a menudo rebrotan.

Un nuevo estudio efectuado por especialistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, revela una manera de combatir estos tumores recurrentes con un fármaco que los hace más vulnerables al tratamiento con anticuerpos. Esta sustancia, conocida como ciclofosfamida, ya está aprobada por la Administración Estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA), para tratar algunos tipos de cáncer.

Los fármacos que marcan las células tumorales para convertirlas en blancos fáciles de reconocer y destruir por el sistema inmunitario tienen sin embargo poco efecto sobre las células tumorales que se esconden en la médula ósea. La ciclofosfamida estimula la respuesta inmunitaria en la médula ósea, eliminando el depósito o reservorio de células cancerosas que pueden producir nuevos tumores después del tratamiento.

La innovación en esta línea de investigación no es el fármaco en sí mismo, que ya existe y se ha venido usando, sino la nueva manera de utilizarlo.

El equipo de Michael Hemann y Jianzhu Chen, del MIT, y Christian Pallasch, actualmente en la Universidad de Colonia en Alemania, comenzó por estudiar al alemtuzumab, que está ya aprobado por la Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA) y en ensayos clínicos para algunas formas de linfoma. Tal como se verificó en la investigación, el fármaco elimina con éxito la mayoría de las células cancerosas, pero algunas permanecen ocultas en la médula ósea.

El estudio reveló que dentro de la médula ósea, el alemtuzumab se adhiere con eficacia a las células tumorales, pero los macrófagos no atacan a las células debido a la presencia de una clase de lípidos llamados prostaglandinas, que reprimen la actividad de los macrófagos. Las células tumorales que llegan a la médula ósea pueden explotar este entorno protector para asegurarse su supervivencia.

El equipo del MIT luego probó diversos fármacos contra el cáncer en combinación con alemtuzumab y descubrió que la ciclofosfamida puede cambiar el microambiente de la médula ósea para que sea mucho más receptivo a los macrófagos, permitiéndoles destruir las células tumorales allí escondidas.

Después del tratamiento con esta combinación, los ratones con los que se experimentó sobrevivieron, sin tumores, por todo el tiempo que duró el estudio, aproximadamente 18 meses.

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