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miércoles, 25 de julio de 2012

Diez experimentos científicos que cambiaron al mundo (1 parte)

En 2007, según la National Science Foundation, Estados Unidos gastó unos 368 mil millones de dólares en investigación y desarrollo. Casi el 18% de ese enorme pastel fue para financiar la investigación básica, otro 22% para investigación aplicada, investigación destinada a resolver problemas prácticos.
Seguramente que con este tipo de inversiones la Ciencia siga su camino hacia un conocimiento completo, pero en este artículo vamos a considerar los diez experimentos más sublimes.
Están organizados de acuerdo a las principales disciplinas de la Ciencia: la biología, la química, la física y la psicología, extendiéndose a más de 200 años de investigación.
En algunos casos, se ha enlazado dos experimentos estrechamente relacionados entre sí, no por cubrir más sino para demostrar que la Ciencia es un trabajo de equipo.

1. Las flores de Darwin

La mayoría de nosotros conoce los trabajos que realizó Charles Darwin a bordo del HMS Beagle en su famoso viaje a América del Sur. Hizo algunas de sus observaciones más importantes en la Islas Galápagos, donde pudo clasificar varias subespecies de pinzón perfectamente adaptados a la alimentación de la isla en la que habitaban. Pero pocas personas saben sobre los experimentos que Darwin hizo tras su regreso a Inglaterra, los cuales se centraron en las orquídeas.
Darwin estudió varias especies de orquídeas nativas, se dio cuenta de que las formas complejas de las orquídeas eran adaptaciones que permitían a las flores atraer a ciertos insectos, que luego llevarían el polen a otras flores cercanas.
Cada insecto tenía la forma perfectamente diseñada para polinizar un solo tipo de orquídeas, al igual que los picos de los pinzones de las Galápagos. Darwin utilizó los datos que recogió sobre las orquídeas y sus insectos polinizadores para reforzar su teoría de la selección natural.
Sostuvo que la polinización cruzada producía orquídeas más aptas para sobrevivir que las orquídeas que se reproducían por autopolinización, una forma que reduce la diversidad genética y, en última instancia, la supervivencia de la especie. Y así, tres años después de que él describiera por primera vez la selección natural en “El Origen de las Especies“, pudo reforzar el marco de la evolución moderna con sus experimentos de flores.

2. La decodificación del ADN

James Watson y Francis Crick obtuvieron el mérito por hallar el misterio del ADN, pero ese descubrimiento dependió en gran medida del trabajo de otros, como Alfred Hershey y Martha Chase, quienes en 1952 llevaron a cabo un experimento en el que identificaron al ADN como la molécula responsable de la herencia.
Más tarde, Rosalind Franklin se centró en descifrar su estructura molecular utilizando una técnica basada en la difracción de los rayos X, (la famosa foto del ADN de Franklin muestra un patrón en forma de X).
También pudo determinar la anchura de la hélice. El ancho sugerido de dos hebras compone la molécula, lo que lleva a la forma de doble hélice que hoy todos conocemos.

3. La primera vacuna

Hasta su erradicación mundial en el siglo 20, la viruela representó un grave problema de salud. En el siglo 18, la enfermedad causada por el Variola virus mató a una décima parte de los niños nacidos en Suecia y Francia.
Edward Jenner, un médico británico, se propuso estudiar la viruela para desarrollar un tratamiento viable. En 1796, observó que las recolectoras de leche adquirían ocasionalmente una especie de “viruela vacuna” (cowpox) por el contacto continuado con estos animales, y que luego quedaban a salvo de enfermar de viruela común.
Trabajando sobre este caso de inoculación, Jenner tomó viruela vacuna de la mano de la granjera Sarah Nelmes. Insertó este fluido a través de inyección en el brazo de un niño de ocho años, James Phipps. El pequeño mostró síntomas de la infección de viruela vacuna. Cuarenta y ocho días más tarde, Jenner expone al niño a la viruela, sólo para demostrar que el chico era inmune y efectivamente esta vez no mostró ningún síntoma o signo de enfermedad.
Hoy en día, los científicos saben que el virus de viruela vacuna y el de la humana son tan similares que el sistema inmunológico del cuerpo no puede distinguirlos. En otras palabras, los anticuerpos producidos para combatir el virus de las vacas atacan y matan a los virus de la viruela como si fueran el mismo.

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