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miércoles, 20 de marzo de 2024

Huella ecológica

Nuestros hábitos, decisiones y comportamientos no solo definen la forma en la que actuamos y pensamos, también tienen un impacto directo en el medioambiente. La huella ecológica nace como un indicador de sostenibilidad para medir el efecto que nuestro modo de vida tiene en la naturaleza.


Utilizar el coche para ir al trabajo o hacerlo en bicicleta, comer productos de origen local u optar por aquellos de exportación… Nuestra forma de vida define también nuestra manera de cuidar el medioambiente. Toda nuestra actividad diaria tiene un efecto directo en el planeta, el cual atraviesa por una crisis climática que, de no ser solventada a tiempo, su efecto devastador se convertirá en irreversible.

Según prevé el informe “Unidos en la Ciencia 2020”, compilado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) bajo las pautas del Secretario General de las Naciones Unidas, entre 2016 y 2020 hemos experimentado el quinquenio más cálido de la historia, registrando 1,1ºC más de temperatura media global que en la época preindustrial. Entre las causas que han agudizado el clima extremo, se encuentra el aumento de concentraciones de gases invernadero como el CO2.

La huella ecológica: nuestra actividad, reflejada en el planeta

El principal fin de este indicador sostenible es medir el terreno necesario para producir una actividad y que la biocapacidad del planeta pueda asumir los residuos que se generan en ella. Aplicado a la actualidad, los datos son contundentes: el consumo de recursos y la producción de residuos son excesivamente superiores a lo que puede soportar nuestro planeta.

Aunque hay distintas clasificaciones de huella ecológica, podemos definir cuatro grandes tipos:
Huella de carbono: mide la cantidad de emisiones de este gas de efecto invernadero vertidas como consecuencia de la actividad diaria de cada persona, así como de la generada en la producción de los productos y servicios que consume.

Pequeños gestos como optar por la bicicleta para movernos por la ciudad contribuirán a nuestro bienestar personal y el del planeta. Además, las organizaciones tienen un papel fundamental en todo ello. Así, en Santander, miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance (NZBA), nos hemos comprometido a lograr cero emisiones netas de carbono en 2050.

Huella hídrica: hace referencia al volumen necesario de agua dulce que se utiliza en la producción de bienes y servicios. El recurso por excelencia de nuestro planeta es, sin lugar a dudas, uno de los más castigados por la actividad humana. Adoptar hábitos como cerrar el grifo mientras no lo usamos o descongelar los alimentos con antelación reducirán el consumo de agua.

Huella del suelo: cuantifica la cantidad de espacio natural que necesitamos para producir una determinada materia prima. Hay algunas de ellas cuyo proceso de obtención solo se da en determinados países, bajo unas condiciones climatológicas específicas. Esto lleva a muchos de ellos a deforestar zonas naturales.

Huella de materiales: mide la cantidad de materias primas que requiere la fabricación de un producto o servicio, recogiendo, entre otros aspectos, la vegetación afectada en el proceso. Optar por alternativas más sostenibles, por ejemplo, a la hora de elegir la decoración de nuestro hogar, ayudarán a evitar la sobreexplotación de recursos limitados.

El Informe del Planeta Vivo (IPV) de WWF afirma que en 2050, si no cambiamos nuestros hábitos, necesitaríamos 2,5 planetas Tierra para soportar nuestra actividad. Causas como la deforestación, la agricultura insostenible o las prácticas ilegales de explotación de recursos han agudizado la brecha de la biodiversidad, disminuyendo, por ejemplo, en un 68% las especies de vertebrados en nuestros ecosistemas desde los años setenta.

Esta huella ecológica conlleva una huella social, que aumenta una brecha con los colectivos más vulnerables. Para reducirla, apostar por sistemas más sostenibles significa no solo hacer un uso responsable de los recursos, sino también fomentar el comercio justo y el progreso económico de las personas.

En consecuencia, el compromiso en la lucha contra el cambio climático y la contribución hacia un crecimiento sostenible deben ser asumidos tanto por organizaciones como por particulares, siendo conscientes de nuestro papel para revertir esta situación y avanzar hacia una economía verde.

MONOS AULLADORES

Los primates del género Alouatta viven en las selvas de América.
● Dado que su dieta es principalmente frugívora son excelentes dispersores de semillas, por lo que ayudan a reforestar su ecosistema.
● Son animales sociales, y por lo tanto viven en grupos.

Características: El mono aullador negro es una especie de primate de mediano tamaño. El macho adulto es negro, mientras las hembras y los jóvenes son castaño-amarillentos. El dimorfismo sexual es extremo, con los machos totalmente negros, pesando un promedio de 6,7 kg y las hembras tienen una coloración castaño-clara y, pesando en promedio 4,5 kg. Los ejemplares jóvenes tienen el mismo color que las hembras, siendo que los machos se vuelven negros cuando alcanzan cerca de 5 kg de peso.

Como las otras especies del género Alouatta, los animales emiten vocalizaciones, muchas veces de forma espontánea, que parece tener más una función en la regulación del uso del territorio, señalizando a otros grupos el dominio de un determinado espacio. En caso de que ocurran vocalizaciones de grupos extraños en el territorio de un determinado bando, el macho alfa emite vocalizaciones e inicia búsquedas en la región para dar con el origen de dichas vocalizaciones.

Distribución: Es la especie del género que tiene la mayor área de distribución geográfica, que va desde el Suroeste de Brasil hasta el Noreste de Argentina, Este de Bolivia y de Paraguay.

Hábitat: Selvas tropicales de los biomas Cerrados, Caatinga, Pantanal, Campos del Sur y algunas zonas de la Selva Amazónica. Pueden hallarse en selvas primarias y secundarias, y en ambientes perturbados por la actividad humana, tales como fragmentos forestales de pocas hectáreas.

Hábitos: Son vistos siempre en grupos. Su actividad principal es retirarse parásitos de entre los pelos, es una forma afectiva de establecer lazos con el grupo.

Alimentación: Los monos aulladores son animales con una dieta clasificada como hojívoro-frugívora. Tal régimen alimentario incluye hojas (brotes, nuevas, maduras y pecíolos), pero también incluye flores, tallos, corteza y líquenes.

Reproducción: Viven en grupos sociales conformados por hasta cuatro hembras adultas y un menor número de machos adultos, además de individuos casi adultos, jóvenes e infantiles.

Alcanzan la madurez sexual entre los 5 y 5,5 años los machos y 3,5 y 4,5 años las hembras. Presenta una gestación de una cría solamente, que nace en un período de 180 a 190 días.

En el área de la UFRA: Registrado en el ambiente de Bosques Nativos Restaurados y Bosques Nativos.

Lamentablemente se encuentran en categoría de riesgo debido al tráfico de especies. Su venta en cualquier parte del mundo es ilegal.

lunes, 11 de marzo de 2024

Detectan la galaxia 'muerta' más antigua jamás observada

Enviado por

Daniela Martinez Heredia 




Astronomos dirigidos por la Universidad de Cambridge han observado una galaxia que repentinamente dejó de formar nuevas estrellas hace más de 13.000 millones de años.

Se trataría de la galaxia 'muerta' más antigua jamás observada. Tal y como se publica en 'Nature', utilizando el telescopio espacial James Webb, la galaxia ya no formó más estrellas cuando el universo tenía sólo 700 millones de años.

Esta galaxia parece haber vivido rápido y muerto joven: la formación de estrellas ocurrió rápidamente y se detuvo casi con la misma rapidez, lo cual es inesperado en una etapa tan temprana de la evolución del universo. Sin embargo, no está claro si el estado 'apagado' de esta galaxia es temporal o permanente, y qué causó que dejara de formar nuevas estrellas. Estos hallazgos podrían ser importantes para ayudar a los astrónomos a comprender cómo y por qué las galaxias dejan de formar nuevas estrellas, y si los factores que afectan la formación de estrellas han cambiado a lo largo de miles de millones de años.

"Los primeros cientos de millones de años del universo fueron una fase muy activa, con muchas nubes de gas colapsando para formar nuevas estrellas", relata Tobias Looser del Instituto Kavli de Cosmología de la Universidad de Cambridge, primer autor del artículo.

"Las galaxias necesitan un rico suministro de gas para formar nuevas estrellas, y el universo primitivo era como un buffet libre", afirmó.

Los astrónomos creen que la formación de estrellas puede ralentizarse o detenerse por diferentes factores, todos los cuales privarán a una galaxia del gas que necesita para formar nuevas estrellas. Los factores internos, como un agujero negro supermasivo o la retroalimentación de la formación estelar, pueden expulsar gas de la galaxia, provocando que la formación estelar se detenga rápidamente.

Alternativamente, el gas puede consumirse muy rápidamente durante la formación de estrellas, sin ser reabastecido rápidamente por gas fresco de los alrededores de la galaxia, lo que resulta en la hambruna de la galaxia. Utilizando datos de JADES (JWST Advanced Deep Extragalactic Survey), los astrónomos determinaron que esta galaxia experimentó un corto e intenso período de formación estelar durante un período de entre 30 y 90 millones de años. Pero entre 10 y 20 millones de años antes del momento en que se observó con Webb, la formación estelar se detuvo repentinamente.

"Todo parece suceder más rápido y más dramáticamente en el universo temprano, y eso podría incluir galaxias que pasan de una fase de formación estelar a una fase inactiva o apagada", apunta Looser. Los astrónomos han observado anteriormente galaxias muertas en el universo primitivo, pero esta galaxia es la más antigua hasta ahora: sólo 700 millones de años después del Big Bang, hace más de 13 mil millones de años. Esta observación es una de las más profundas realizadas hasta ahora con Webb.

Además de ser la más antigua en su clase, esta galaxia también tiene una masa relativamente baja, aproximadamente la misma que la Pequeña Nube de Magallanes (SMC), una galaxia enana cercana a la Vía Láctea, aunque en la SMC todavía se están formando nuevas estrellas. Otras galaxias apagadas en el universo primitivo han sido mucho más masivas, pero la sensibilidad mejorada de Webb permite observar y analizar galaxias más pequeñas y más débiles. Los astrónomos dicen que, aunque parece muerta en el momento de la observación, es posible que en los aproximadamente 13.000 millones de años transcurridos desde entonces, esta galaxia haya vuelto a la vida y haya comenzado a formar nuevas estrellas nuevamente.

domingo, 10 de marzo de 2024

Los cinco reinos (de los seres vivos) ya no son cinco

Probablemente aprendiera en el colegio que los seres vivos se clasifican en cinco reinos: animal, vegetal, fungi, protista y monera. Sin embargo, esta división, todavía popular a día de hoy, es una concepción muy simplificada en vista de lo que conocemos en la actualidad.

La diversidad de especies en el planeta Tierra es extremadamente rica. De hecho, ni siquiera sabemos cuántas especies hay en nuestro planeta, ya que sólo se han descrito aproximadamente 2 millones, lo que supone probablemente un pequeño porcentaje de la diversidad total.

Con el objetivo de comprender mejor la biodiversidad de la Tierra, los científicos hemos agrupado las especies de manera jerárquica en diferentes categorías taxonómicas siguiendo criterios evolutivos. Las categorías taxonómicas superiores como el dominio o el reino agrupan a otras inferiores como el filo, la división, la clase, el orden, la familia o el género.

Animal, vegetal, protista y monera

A lo largo de la historia se han agrupado a las especies en un número variable de reinos.

La primera división data del siglo IV a. e. c. y comprendió dos grandes grupos de seres vivos: vegetal y animal. En esta clasificación, Aristóteles y Teofrasto dividieron los seres vivos en aquellos que tienen únicamente capacidad de reproducción, crecimiento y nutrición (vegetal) y los que, además de estas características, poseen la capacidad de movimiento y de recibir estímulos y reaccionar ante ellos (animal).


Árbol de la vida según Haeckel (1866). Ernst Haeckel

Durante el siglo XIX se comprendió que había muchos organismos con características intermedias entre el reino animal y el vegetal, y se propusieron alternativas que admitían tres o cuatro reinos, destacando el sistema de tres reinos de Ernst Haeckel. Este propuso el reino protista para agrupar a aquellos organismos unicelulares o pluricelulares con características intermedias entre animales y vegetales.

Ya en el siglo XX varios autores fueron conscientes de que entre los organismos unicelulares había seres vivos radicalmente diferentes. Concretamente se observó que algunos organismos unicelulares tienen núcleo mientras que otros carecen de él, afianzando de esta manera la idea de cuatro reinos: planta, animal, protista y monera. Este último reino incluía a las bacterias, que son organismos unicelulares sin núcleo.

Los cinco reinos
Durante la segunda mitad del siglo XX surge de la mano de Robert Whittaker la clasificación de cinco reinos, que ha sido muy popular prácticamente hasta nuestros días y que fue adoptada por científicos tan relevantes como Lynn Margulis.
En esta clasificación se siguen criterios muy prácticos:
Reino planta para los organismos pluricelulares autótrofos (fotosíntesis).

Reino animal para los organismos pluricelulares heterótrofos.

Reino fungi (hongos) para los organismos pluricelulares saprófitos (descomponedores).

Reino protista para los organismos unicelulares nucleados.

Reino monera para los organismos unicelulares anucleados.

Aunque casi desde su publicación se sospechó que dicha clasificación es polifilética o no natural (reinos con más de un origen), ha sido usada casi hasta nuestros días debido a su carácter práctico.


Sirva como pequeño inciso anecdótico que mientras tenían lugar las discusiones académicas sobre la clasificación de los seres vivos, en el bachillerato de la España franquista de los años 60 se clasificaba la biodiversidad en cuatro grupos jerárquicos: planta, animal, hombre y ángel.

A finales del siglo XX, gracias a la revolución que supusieron las filogenias moleculares, se llevaron a cabo reorganizaciones adicionales.

En primer lugar, se pudo apreciar que el tradicional reino monera está formado por organismos unicelulares anucleados de naturaleza radicalmente distinta. Esto desembocó en un sistema de tres dominios y seis reinos.

Los procariotas (unicelulares anucleados) se dividieron en dos dominios: bacteria y arquea, cada uno con un único reino. Los eucariotas conformaban un dominio con cuatro reinos: planta, animal, hongo y protista, cuyas fronteras sufrieron también algunos ajustes con el objetivo de alcanzar la monofilia (origen evolutivo único) de los reinos.

Los seis supergrupos de los eucariotas
A comienzos del siglo XXI, el avance de las filogenias moleculares propició que Thomas Cavalier-Smith clasificara los eucariotas en seis supergrupos asimilables a reinos:

Archaeplastida: plantas.

Opisthokonta: animales y hongos verdaderos.

Amoebozoa: grupo de organismos ameboides antes incluidos en hongos.

Excavata: antiguos protistas que se caracterizan por un surco ventral de alimentación, utilizado para capturar e ingerir pequeñas partículas.

Chromalveolata: grupo heterogéneo que incluía desde las (en ocasiones) gigantes algas pardas hasta los antiguos protistas fotosintéticos originados mediante la endosimbiosis secundaria con un alga roja y ciertos organismos unicelulares heterótrofos.

Rhizaria: antiguos protista que constituyen un linaje sin ninguna característica que los defina.

Esta clasificación en seis supergrupos ha tenido una amplia aceptación entre los científicos a lo largo de los últimos 20 años. El supergrupo Opisthokonta incluye linajes aparentemente tan distintos como los animales y los hongos verdaderos, aunque algunos investigadores sugirieron la conveniencia de agruparlos en supergrupos diferentes.

Si se está preguntado si los humanos estamos más estrechamente emparentados con los hongos de lo que estos lo están con las plantas, la propuesta de Cavalier-Smith y los resultados de recientes estudios evolutivos basados en la comparación de extensos fragmentos del genoma, aconsejan responder que sí.

El panorama se complica

En la actualidad, tras el descubrimiento de numerosos organismos no conocidos hasta hace poco y el uso de estudios filogenómicos para establecer las relaciones de parentesco entre los eucariotas, el esquema de Cavalier-Smith ha sufrido un vuelco considerable.

En la figura que sigue a este párrafo, presentamos el árbol filogenético de los eucariotas teniendo en cuenta los últimos estudios publicados. Dicho árbol divide los seres vivos con células nucleadas en 12 supergrupos (aunque otros investigadores han sugerido recientemente 14 supergrupos).
Aunque somos conscientes de que aún se requieren nuevas investigaciones para extraer conclusiones más definitivas, ya puede deducirse que el escenario de clasificación de los eucariotas en grandes grupos es bastante más complejo de lo que se había supuesto.

Para finalizar, no podemos olvidarnos de los virus, cuya condición de seres vivos es controvertida, pero que podrían constituir un cuarto dominio, junto con las bacterias, las arqueas y los eucariotas.

Comprender mejor la biodiversidad que nos rodea es de capital importancia si queremos proteger todos los linajes del árbol de la vida frente a amenazas actuales como el cambio climático o la sexta extinción masiva en la que estamos lamentablemente inmersos.

sábado, 9 de marzo de 2024

Las 5 grandes extinciones de la historia de la Tierra

En 2016 una reunión de científicos definió una nueva época geológica, el Antropoceno, que sucedería al Holoceno desde mediados del siglo XX y que está caracterizado por el profundo impacto de la huella humana en el planeta. Uno de los rasgos más acusados de este nuevo periodo —que aún no ha sido ratificado por los organismos competentes— es una acelerada extinción masiva de especies que ha sido calificada como el sexto evento masivo de este tipo, y el primero causado por una de esas especies: nosotros. 

A lo largo de la historia de la Tierra han sido numerosas las grandes extinciones, pero solo unas pocas cumplen el criterio para formar parte del Big Five: periodos de menos de 2,8 millones de años en los que han desaparecido las tres cuartas partes de las especies. Para entender el significado de estas catástrofes, repasamos aquí estos cinco episodios —y uno adicional— que se debieron a causas naturales y que cambiaron el curso de la evolución y la vida en la Tierra.

0 – 2.400-2.000 MILLONES DE AÑOS: LA GRAN OXIDACIÓN
Aunque no suele incluirse dentro de las cinco grandes extinciones, sin duda fue el primer gran golpe de timón a la evolución biológica: entre 2.400 y 2.050 millones de años atrás, en el Paleoproterozoico, la atmósfera y la superficie de los océanos comenzaron a llenarse de oxígeno, un gas hasta entonces muy minoritario en la Tierra. 

Se asume que los responsables de este fenómeno conocido como la Gran Oxidación fueron los microorganismos fotosintéticos, aunque aún se discute si las principales responsables fueron las cianobacterias u otros microbios más primitivos, como también se investiga cuáles fueron las causas de esta drástica deriva.
Se cree que durante el período Proterozoico la mayor parte del planeta estaba cubierta por una capa de hielo. 

Fueran cuales fuesen las causas, el resultado fue un cambio radical. Una atmósfera rica en oxígeno hizo posible la vida tal como hoy la conocemos, pero a cambio exterminó a los seres unicelulares que hasta entonces habían dominado el planeta y para los cuales el oxígeno era un veneno. 

Las consecuencias fueron aún mucho más profundas: el descenso del metano, un potente gas de efecto invernadero que hasta entonces abundaba en la atmósfera, sumió a la Tierra en una inmensa glaciación hoy llamada huroniana. Este giro rotundo en el curso de la historia terrestre nos advierte de la extrema sensibilidad del clima a las alteraciones ecológicas.

1 – 443 MILLONES DE AÑOS: EXTINCIÓN ORDOVÍCICA-SILÚRICA
Durante más de 2.000 millones de años de vida en la Tierra solo existieron seres unicelulares, hasta que hace unos 575 millones de años comenzaron a aparecer los primeros organismos multicelulares, un fenómeno llamado explosión de Avalon. 

Esta diversificación, posibilitada por el fin de la glaciación global, aún oculta muchos secretos a la ciencia. Uno de ellos es hasta qué punto aquella fauna del periodo Ediacárico dejó descendientes en el gran estallido de vida que acaeció poco después, hace 540 millones de años: la explosión cámbrica.
En el período Cámbrico surgieron los linajes animales de los que desciende la mayoría de la fauna actual. 

En el Cámbrico nacieron los principales grandes linajes de fauna de los cuales descendemos la mayoría de los animales actuales, aunque por entonces la vida aún estaba limitada al agua y sus orillas. Pero hace unos 443 millones de años, y de forma casi repentina en tiempo geológico, el 85% de las especies desaparecieron del planeta. 

Se habla de una gran glaciación que cubrió Gondwana, el supercontinente del sur, e hizo descender el nivel de los mares, condenando a los seres que habitaban en las plataformas continentales. A ello siguió un posterior calentamiento rápido que de nuevo subió el nivel de las aguas pero dejó océanos pobres en oxígeno y ricos en metales tóxicos. 

Las causas de todo ello aún no son bien conocidas; se ha propuesto que la aparición de la cordillera de los Apalaches en los actuales EEUU por los movimientos tectónicos expuso nueva roca cuya erosión química retiró CO2 de la atmósfera, reduciendo así el efecto invernadero. Otras teorías hablan de volcanismo o de un estallido de rayos gamma de una supernova que habría eliminado la protección del ozono atmosférico contra la letal radiación ultravioleta del sol.

2 – 372 MILLONES DE AÑOS: EXTINCIÓN DEVÓNICA
Hace 419 millones de años comenzó el Devónico, hoy conocido como la era de los peces, ya que estos animales crecieron y se diversificaron hasta colonizar todos los ambientes acuáticos; uno de ellos, el Dunkleosteus, alcanzaba casi los 9 metros. 

También los vertebrados comenzaron a abandonar tímidamente las aguas para aventurarse en tierra seca con sus aletas que, como en el caso del tiktaalik, iban transformándose en patas para originar los primeros tetrápodos. Pero el Devónico fue también cuando la Tierra se hizo verde: las plantas cubrieron el paisaje formando grandes bosques que se poblaron de invertebrados como miriápodos, arácnidos y los primeros insectos.
La extinción del Devónico solo afectó a las especies acuáticas, que comenzaron a desarrollar la habilidad de salir a la superficie. 

A finales del Devónico comenzó una serie de extinciones que se prolongaron durante millones de años y que en conjunto exterminaron hasta un 75% de todas las especies. 

El carácter gradual de la segunda gran extinción de la historia de la Tierra ha hecho aflorar múltiples hipótesis sobre sus causas, incluyendo las habituales como el volcanismo o el impacto de un objeto espacial. 

Una teoría interesante es que fueron las plantas las causantes de todo ello: sin herbívoros que controlaran su proliferación, la explosión de vida vegetal provocó un fuerte descenso del CO2 atmosférico que redujo el efecto invernadero, desencadenando un enfriamiento global. 

A ello se unió la liberación de nutrientes a los océanos por la acción de las plantas sobre la roca, con una consecuente proliferación de algas que eliminó el oxígeno del agua. La extinción del Devónico solo afectó a las especies acuáticas. Los trilobites, uno de los grupos de mayor éxito del Paleozoico, perdieron la mayoría de sus especies.

3 – 252 MILLONES DE AÑOS: EXTINCIÓN PÉRMICA-TRIÁSICA
Hace 252 millones de años se produjo la que se considera la mayor extinción en la historia terrestre, tan extensa como para marcar la muerte de una era, el Paleozoico, y el nacimiento de otra, el Mesozoico, que hoy conocemos como el reinado de los dinosaurios. 

La causa suele atribuirse a un episodio volcánico masivo que originó la región conocida como traps siberianos, liberando grandes cantidades de CO2 que originaron un calentamiento global catastrófico, aunque no se descarta el posible impacto de un objeto espacial. 

El resultado fue la extinción de más del 85% de las especies marinas en solo 100.000 años. Y aunque fue el final definitivo para algunos animales emblemáticos del Paleozoico, como los pocos trilobites que habían sobrevivido a las dos extinciones anteriores, la extinción en tierra pudo ser más prolongada y afectar al 70% de la fauna, incluyendo numerosos reptiles, anfibios e insectos.
El nacimiento del Mesozoico está marcado por la mayor extinción en la historia del planeta: el 85% de las especies desaparecieron en apenas 100.000 años. 

Según un estudio de 2021, a la extinción siguió una proliferación de bacterias y algas en las aguas que las convirtió en una sopa tóxica e inhabitable durante cientos de miles de años; la Tierra tardó 4 millones de años en recuperarse, y los arrecifes de coral no volverían a su antiguo esplendor hasta 14 millones de años después. 

Los autores del estudio advertían de que esto mismo está sucediendo en la emergencia climática actual: el excesivo vertido de nutrientes y el calentamiento de los mares provoca esta eutrofización que consume el oxígeno del agua, creando zonas muertas y liberando a la atmósfera grandes cantidades de N2O, un gas de efecto invernadero.

4 – 201 MILLONES DE AÑOS: EXTINCIÓN TRIÁSICA-JURÁSICA
El Triásico, el primer periodo de la era Mesozoica, es un lapso de 50 millones de años flanqueado por dos de las grandes extinciones terrestres. No fue hasta mediados de este periodo cuando la vida comenzó a recuperar la diversidad que tenía antes de la catástrofe del fin del Pérmico, solo para que poco después un nuevo cataclismo volcánico en la región del actual océano Atlántico —según la hipótesis corriente— evacuara inmensas cantidades de CO2, provocando un calentamiento del planeta y una acidificación de los océanos que fueron devastadores para la biosfera.
La extinción triásica, que acabó con el 80% de las especies, dio paso a la era de los dinosaurios. 

Con la desaparición al final del Pérmico de muchos de los terápsidos, los primeros mamíferos, eran los reptiles los que comenzaban a dominar la Tierra en el Triásico, una época de clima cálido y seco. 

A finales de este periodo aparecieron los dinosaurios y los pterosaurios, los primeros vertebrados voladores, pero por entonces eran los ancestros de los cocodrilos el grupo dominante. 

Esto cambió con la gran extinción que acabó con el 80% de las especies, diezmando sobre todo a los cocodrilos y los mamíferos, y permitiendo que los dinosaurios se convirtieran en los reyes del Jurásico, el periodo posterior.

5 – 66 MILLONES DE AÑOS: EXTINCIÓN CRETÁCICA-TERCIARIA
La última de las cinco grandes extinciones es sin duda la más popularmente conocida, ya que marcó el fin de la era de los dinosaurios. 

Está sobradamente extendida la idea de que el causante del cataclismo fue el impacto de Chicxulub, un asteroide de unos 12 kilómetros que colisionó junto a la actual península mexicana de Yucatán con la potencia de 10.000 millones de bombas atómicas, abriendo un cráter de 150 kilómetros de diámetro y 20 de profundidad. 

El enfriamiento y oscurecimiento global que produjo acabó con las tres cuartas partes de la vida terrestre, sobre todo los animales de mayor tamaño. Durante años ha circulado una hipótesis alternativa que atribuye la llamada extinción K-T o K-Pg (cretácica-terciaria o cretácica-paleógena) a un fenómeno de vulcanismo que originó los llamados traps del Decán en la actual India. 

Aunque la teoría de Chicxulub es la más aceptada, hoy se piensa que los volcanes también contribuyeron al desastroso resultado final.
La extinción más conocida, la que acabó con la mayoría de dinosaurios, fue clave en la proliferación de los mamíferos y por tanto en la aparición del ser humano. 

Sin embargo, no es del todo preciso decir que los dinosaurios se extinguieron, ya que no todos lo hicieron. Del grupo de los dinosaurios aviares, animales más pequeños que sobrevivieron a la catástrofe, se originaron todas las aves actuales, que la taxonomía actual clasifica también como dinosaurios de pleno derecho. 

La desaparición de los grandes reptiles dio ocasión a que los mamíferos, hasta entonces pequeños animales que se escondían bajo tierra, tuvieran su oportunidad de multiplicarse y poblar el planeta, hasta dar origen al ser humano; la única especie capaz de iniciar por sí misma una gran extinción a un ritmo mucho más acelerado de lo que la naturaleza jamás ha conseguido.

viernes, 8 de marzo de 2024

Avistan por primera vez a un pingüino amarillo

Enviado por 

Luisa Fernanda Gonzalez Castillo

Un extraño pingüino amarillo fue avistado por primera vez en la Antártida, en medio de un grupo de aves oscuras a un costado de la playa.

Romper con la tendencia requiere, a veces, de variaciones genéticas únicas. Tal es el caso de un pingüino amarillo del archipiélago Georgia del Sur, hallado por un equipo de biólogos que todavía no puede descifrar la extraña coloración que tiene en la piel.

En medio de un caos antártico
A diferencia de sus pares en la misma isla, este ejemplar no tiene la clásica «vestimenta» negra y blanca con detalles dorados de los pingüinos rey. Por el contrario, pareciera que fue bañado en oro por completo, con los ojos completamente azules y el pico casi rosa.

Este fenómeno se puede explicar desde el albinismo: una variación genética especial en la que el gen recesivo se manifiesta, en detrimento de la melanina de la especie en cuestión. Esto explica que sus aletas y el resto de su cuerpo esté pintado de amarillo, y que sus patas no sean naranjas, por ejemplo.

El pingüino fue captado en diciembre de 2019 por el fotógrafo Yves Adams, quien decidió sólo publicar algunas de sus piezas. Según su testimonio, el animal se acercó a su equipo sin miedo:

En medio de ese caos antártico, Adams logró capturar varias imágenes del ejemplar albino, después de dos meses de expedición en el área. Según su testimonio, además de éste había unas 120 mil aves en la playa. Éste llamó su atención por ser el único amarillo. Así lo destacó desde su cuenta de Instagram.

Una pigmentación única
A pesar de que la pigmentación de este pingüino es única, no representa una desventaja evolutiva real en comparación con sus compañeros. Es bien sabido que los animales albinos resisten menos al sol, pero son perfectamente funcionales en libertad.

Además, parece ser que éste en específico conservó sus plumas amarillas, dejando de lado las oscuras por completo, según el Programa Antártico Australiano. Si bien es cierto que algunas mutaciones en los colores se deben a un cambio de dieta o a lesiones, parece ser no es el caso de éste ejemplar.

Otra posibilidad que los científicos que analizaron el caso sugieren, es que se trate de «leucismo«. Si fuera el caso, el animal perdería únicamente parte de su melanina natural, lo que explicaría por qué no es completamente blanco. Sin embargo, no se puede tener certeza de esto hasta extraer algunas de sus plumas directamente.

Casas hechas 100% de Plástico reciclado, Resisten fuego y duran 500 años

Esta casa puede parecer hecha de ladrillos tradicionales, pero en realidad está hecha de plástico. Y no cualquier plástico: plástico de desecho que es difícil de reciclar.

Conceptos Plásticos es un nombre un poco simple para una pequeña empresa emergente que espera lograr tanto. El negocio colombiano transforma los desechos de plástico en viviendas, albergues, aulas y salones comunitarios permanentes y temporales.



Esto no solo desvía los desechos de los vertederos, sino que también proporciona los materiales de construcción que tanto necesitan las comunidades empobrecidas de Colombia.

“Estamos mitigando el calentamiento global y ayudando a cerrar la brecha de pobreza extrema con una solución que tiene un alto impacto social, ambiental y económico”, dice el cofundador Oscar Andrés Méndez.

Los bloques de construcción de plástico ya han ayudado a la gente. En 2015, 42 familias fueron “desplazadas por la violencia” en Colombia, y Conceptos Plásticos ayudó a construir un albergue para las familias que fácilmente podría ser desarmado y reconstruido en otro lugar si alguna vez tuvieran que mudarse nuevamente.

“Los desechos plásticos que reciclamos se derriten y se vierten en un molde para producir bloques de plástico que funcionan como piezas de Lego, lo que permite que comunidades y familias enteras participen en la construcción fácil de sus propios hogares”.


Los materiales también son resistentes al fuego y a los terremotos, y Méndez está dispuesto a brindar capacitación a las comunidades para que construyan sus propios edificios.

“Una casa para una familia requiere cuatro personas, sin experiencia en construcción, solo cinco días para construir”, agrega. «Un refugio para 14 familias requiere 15 personas, sin experiencia en construcción, solo 10 días para construir».

Los bloques de construcción de plástico se degradarán alrededor de 500 años o más en el futuro, pero por ahora ofrecen refugios para familias que no pueden pagar otra vivienda o están huyendo de crisis.

jueves, 7 de marzo de 2024

Pastos marinos

Puede que no lo sepas, pero en el fondo del mar existen verdaderos "jardines" formados por diversas especies de pastos marinos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció oficialmente, tras una resolución de la Asamblea General en 2022, el 1 de marzo como Día Mundial de los Pastos Marinos. La efeméride pretende destacar la importancia de esta vegetación para el medio ambiente de todo el planeta, promover acciones para conservarlas y contribuir a su protección.

Según el Centro de Biología Marina de la Universidad de São Paulo (USP) de Brasil, los pastos marinos se encuentran en todos los continentes de la Tierra, excepto en la Antártida, y son el hábitat de varios otros organismos, desde pequeños crustáceos hasta peces, además de servir de alimento principalmente a tortugas y manatíes.
Aprende más sobre esta vegetación que cuenta con más de 70 especies y descubre por qué es tan importante para el ecosistema oceánico.

Las praderas de pastos marinos son ecosistemas dominados por plantas angiospermas (del griego, angíon, vaso y del latín sperma, semilla) sumergidas bajo el agua marina. Los pastos marinos crecen fijándose a diferentes tipos de sustratos como lodo, arena, arcilla y en ocasiones sobre las rocas. En el mundo se han registrados 12 géneros de espermatofitas (antes conocidas como fanerógamas) marinas con 49 especies.

En México se han registrado 9 especies dentro de 6 géneros: pastos marinos (Zostera marina, Phyllospadix scouleri, Phyllospadix torreyi), hierba de tortuga (Thalassia testudinum), pastos marinos (Halodule wrightii, Halodule beaudettei), hierba de manatí (Syringodium filiforme), pasto marino (Halophila decipiens) y pasto estrella (Halophila engelmanni).

Los pastos marinos aumentan el sustrato disponible para la fijación de organismos de diferentes tipos. También reducen el movimiento del agua creado por las corrientes y las olas, permitiendo condiciones de calma en el interior de las praderas. Las hojas de los pastos reducen el exceso de iluminación durante el día, protegiendo el fondo de la insolación y permitiendo el desarrollo de un microambiente en la base de los pastos. Las praderas crean una elevada concentración de oxigeno disuelto, producto de la fotosíntesis de los pastos, que tiene como consecuencia densidades elevadas de organismos. También una de las funciones más importantes de las praderas, es la de ser sitio de crianza, refugio y alimentación de muchas especies juveniles de peces, e invertebrados. Dicha función se encuentra relacionada con los bosques de manglar y los arrecifes.

Distribución
Los pastos se distribuyen en extensos y densos manchones bajo el agua que pueden estar formados por una sola especie, o por varias especies de pastos. En México las praderas de pastos se distribuyen en estuarios, marismas, lagunas costeras y formas someras de la plataforma continental preferentemente en aguas poco turbulentas. Cada especie de pasto marino se distribuye en función de sus requerimientos a las condiciones ambientales tales como: la penetración de la luz solar, temperatura, salinidad, sustrato, oleaje, corrientes, concentración de nutrientes y disponibilidad de semillas. En México los pastos marinos se encuentran en todos los mares que rodean al país. En el Pacífico mexicano hay cuatro de las nueve especies de pastos, principalmente en las costas de Baja California Sur, Sonora y Sinaloa. En el resto de los estados no hay registros de pastos marinos debido a que la plataforma continental está muy reducida y no hay aguas someras. En el Golfo de México y Mar Caribe, hay pastos desde Tamaulipas hasta el sistema arrecifal de Yucatán, con cinco de las nueve especies registradas en México.